LECCIÓN 326
He de ser por siempre un Efecto de Dios
1. Padre, fui creado en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. 2He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi Causa. 3Sigo siendo tal como Tú me creaste. 4Todavía me encuentro allí donde me pusiste. 5Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles. 6Que tome conciencia de que soy un Efecto Tuyo y de que, por consiguiente, poseo el mismo poder de crear que Tú. 7Y así como es en el Cielo, sea en la tierra. 8Sigo Tu plan aquí, y sé que al final congregarás a todos Tus Efectos en el plácido Remanso de Tu Amor, donde la tierra desaparecerá y todos los pensamientos separados se unirán llenos de gloria como el Hijo de Dios.
2. Veamos hoy la tierra desaparecer, al principio transformada, y después, una vez que haya sido perdonada, veámosla desvanecerse completamente en la santa Voluntad de Dios.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-326-audios-mp3_rf_9409156_1.html
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INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 326 - 22 NOVIEMBRE
“He de ser por siempre un Efecto de Dios”
Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
- Lee la lección.
- Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
- Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.
Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.
- Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
- Piensa en ella durante un rato.
Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.
Comentario
Todo efecto es creado por su causa. La causa determina lo que es el efecto. Si golpeo una bola de billar con mi taco, la bola no tiene nada qué decir respecto a dónde va. El efecto del movimiento de la bola está determinado por el golpe del taco (más alguna otra causa, por ejemplo el estado de la superficie de la mesa, etc.). Así que si soy “un efecto de Dios”, no tengo nada que decir respecto a lo que soy, eso está fijado por mi Causa, Dios. Por eso tiene que ser verdad que “Sigo siendo tal como Tú me creaste” (1:3). No puedo cambiar lo que soy. Dios es “por siempre y para siempre, mi Causa” (1:2). ¿Parece esto anular mi libertad de decisión? Sí, en lo que se refiere a establecer lo que es mi naturaleza. ¡Y gracias a Dios que así es! De otro modo, nos habríamos estropeado a nosotros mismos sin remedio, y habríamos convertido el pecado y el infierno en realidad. Tal como el Curso dice en la Introducción: “Tener libre albedrío no quiere decir que nosotros mismos podamos establecer el plan de estudios”, es decir, decidir lo que tenemos que aprender, sí nos da la libertad de elegir cuándo queremos aprenderlo. Y lo que estamos aprendiendo es lo que realmente somos, tal como Dios nos creó. Eso no puede cambiar.
La Voluntad de Dios es “tener un Hijo tan semejante a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles” (1:5). ¡Qué afirmación más sorprendente! ¡No somos diferentes a Dios! ¡Cielos! Eso roza la herejía o un orgullo increíblemente desmedido, ¿no? Y sin embargo eso es lo que el Curso nos dice acerca de nosotros mismos, que lo que nosotros somos es de la misma naturaleza de la que Dios está hecho. Si Dios es Amor, también lo es Su Hijo. “Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo” (Lecciones 171 a 180).
¿Qué es la creación? (Parte 6)
L.pII.11.3:3
La inviolabilidad de su unicidad (de la Creación) está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda mancillar en modo alguno su impecabilidad. (3:3)
Por ponerlo en una frase corta y sencilla: la separación es imposible. Lo que Dios creó Uno jamás puede convertirse en partes separadas, esto sólo puede parecer que ocurre en ilusiones locas. La Totalidad o Unidad es la expresión de la Voluntad de Dios, y nada puede oponerse a esto porque no existe nada que se oponga. Todo lo que existe es parte de esta Unidad, parte de esta expresión única de la Voluntad de Dios. No hay otra, ningún oponente, ningún enemigo, ninguna voluntad en contra. Dios no creó nada que se oponga a Sí Mismo. ¿Cómo podría crear la Voluntad de Dios algo que se opusiera a Su propia Voluntad? Por lo tanto, todo lo que es verdaderamente real tiene que ser una expresión de Su Voluntad.
La Totalidad está “más allá de cualquier posibilidad de daño” porque no existe nada que se oponga a ella. Ésta es una de las características de lo que se llama cosmología “no-dual”. “No-dual” significa que no hay dos sino sólo uno. No hay opuesto a Dios ni a la creación una de Dios.
El Curso dice a menudo que si existiese un opuesto a Dios, si fuera posible el pecado (que se opone a la Voluntad de Dios), entonces Dios habría creado Su propio opuesto, y estaría loco. Si pensamos eso, es que nosotros estamos locos. O Dios está loco, o lo estamos nosotros. ¿Cuál de los dos es más probable?
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