LECCIÓN 330
Hoy no volveré a hacerme daño
1. Aceptemos hoy que el perdón es nuestra única función. z¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? 3¿Por qué enseñarles que son impotentes, cuando Dios les ofrece Su poder y Su Amor y las invita a servirse de lo que ya es suyo? 4La mente que ha llegado a estar dispuesta a aceptar los regalos de Dios ha sido reinstaurada al espíritu, y extiende su libertad y su dicha tal como dispone la Voluntad de Dios unida a la suya propia. 5El Ser que Dios creó no puede pecar, por lo tanto, no puede sufrir. 6Elijamos hoy que Él sea nuestra Identidad, para poder así escapar para siempre de todas las cosas que el sueño de miedo parece ofrecernos.
2. Padre, es imposible hacerle daño a Tu Hijo. 2Y si creemos sufrir, es sólo porque no reconocemos la única Identidad que compartimos Contigo. 3Hoy queremos retornar a Ella, a fin de librarnos para siempre de todos nuestros errores y salvarnos de lo que creíamos ser.
¿Qué es la creación?
1. La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. 2Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. 3Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no existiese. 4Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado sufra merma alguna. 5Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado.
2. Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador. 2Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 3Y así, Su Hijo participa en la creación, y, por lo tanto, no puede sino compartir con su Padre el poder de crear. 4Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo.
3. La creación es lo opuesto a todas las ilusiones porque es la verdad. 2La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la creación Su Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte contenga la Totalidad. 3La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda mancillar en modo alguno su impecabilidad.
4. Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. 2Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él. 3Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, 4pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos comparten Su certeza. 5El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador. 6Que nuestra función sea únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su Voluntad se haga en la tierra, así como que se nos restituya nuestra cordura y ser solamente tal como Dios nos creó.
5. Nuestro Padre nos llama. 2Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros.
------------------------------------------
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
LECCIÓN 330 - 26 NOVIEMBRE
“Hoy no volveré a hacerme daño”
Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
- Lee la lección.
- Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
- Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.
Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.
Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.
Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.
- Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
- Piensa en ella durante un rato.
Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.
Comentario
Cuando pienso que soy menos que lo que Dios creó, me hago daño a mí mismo. Y sólo a mí mismo. No hago ningún daño real, pero tengo la ilusión (que parece real) de dolor, sacrificio y sufrimiento. Todos mis sentidos físicos y emocionales confirman su aparente realidad, únicamente la visión de Cristo ve más allá de la ilusión.
Hay un párrafo muy bueno en el Texto que dice lo importante que es no depender de lo que los ojos y los oídos nos dicen, y saber que es sólo la proyección de nuestros propios pensamientos:
El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quién desempeñe el papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad. No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño. (T.27.VIII.10:1-6)
El sueño malvado procede de una falsa imagen de mí mismo como algo diferente a lo que Dios creó. Todavía creo que soy capaz de pecar y de sufrir. Debido a que creo eso de mí mismo, también lo creo de los demás, y proyecto mi creencia sobre ellos. Proyecto la ilusión de mis pecados y mi culpa sobre ellos. Cada vez que veo pecado o debilidad en un hermano, es sólo el reflejo de mis propios pensamientos acerca de mí mismo. Es “tu sueño” lo que estás viendo. No estás viendo nada real, sino una ilusión maestra y casi perfecta proyectada desde tu mente increíblemente poderosa. Es la imagen proyectada de tus propios pensamientos sobre ti mismo que te está “haciendo daño”.
Si pienso que soy débil, si pienso que mi vida es un desastre, no estoy viendo mi verdadera Identidad. Nada de esto está sucediendo realmente. Estoy viviendo un mal sueño, un sueño sobre mí mismo. (Sin embargo, importa como reflejo de mi estado mental, ver T.2.In.1:1-5).
Se nos está salvando “de lo que creíamos ser” (2:3), y el camino a la liberación es entender que “la vida es un sueño”, como dice el viejo dicho. El camino hacia la liberación es perdonar. Entender que cuando pienso que veo algo que merece mi juicio y condena, de algún modo distorsionado, todo lo que estoy viendo son mis propios pensamientos proyectados fuera. Y, en ese momento, elegir pensar de manera diferente. Ver que la situación que pensaba que justificaba mi ira se convierte en una situación que justifica mi amor. “Éste es un pobre hermano, confundido como yo, que se ha olvidado de su verdadera Identidad con Dios. Le veo como culpable porque estoy proyectando mi propia culpa. Elijo no aumentar su ilusión transmitiéndole culpa. En lugar de eso, elijo dirigirle mi amor para que pueda despertar, como yo he empezado a hacerlo”. Y al hacer esto, sé que me estoy dando amor a mí mismo, estoy contribuyendo a mi propio despertar.
Para mí personalmente, más sobre este punto es la frase:
¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? ¿Por qué enseñarles que son impotentes, cuando Dios les ofrece Su poder y Su Amor y las invita a servirse de lo que ya es suyo? (1:2-3)
¿Qué le estoy enseñando a mi mente con los pensamientos que estoy pensando? ¿Qué le estoy enseñando a mi mente al sentirme culpable? Que soy un hombre en reconstrucción, que todavía no estoy terminado. ¡Si no necesitara rehabilitación, no estaría aquí! Voy a observar mis pensamientos hoy y ver cómo me atacan si elijo escuchar al ego, y como me reconstruyen cuando escucho al Espíritu Santo.
¿Qué es la creación? (Parte 10)
L.pII.11.5:2
Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros. (5:2)
Su Voz nos llama a “perdonar a la creación”. Hemos mirado a la creación de Dios (nosotros, nuestros hermanos, y todo el resto que forma la creación) y la hemos juzgado. Hemos visto culpa y fealdad donde Dios creó únicamente belleza y santidad. En este mundo no podemos crear de verdad ni extender amor con la pureza que pertenece sólo al Cielo, pero podemos perdonar. Podemos poner fin a la búsqueda de defectos, y quitar nuestro juicio y condena a todo lo que vemos. Cada instante nos ofrece una oportunidad de hacer esto, cada encuentro es una oportunidad para practicar el perdón.
Necesitamos perdonar cualquier cosa que contemplemos sin ver la santidad de Dios en ella. Ver algo distinto a la santidad de Dios reflejada en todo es una falta de perdón, una condena a la creación de Dios. Cuando algo parece no santo, necesitamos pedir ayuda al Espíritu Santo para ver más allá de las apariencias y para poder contemplar la verdad de la santidad de Dios que esas apariencias están ocultando. El pecado es una ilusión, y únicamente la santidad es verdad.
Entonces, todo lo que el Curso nos está enseñando es a reconocer la creación de Dios en todas partes, en todo, y sobre todo en nosotros mismos. La santidad de nuestro Creador sigue siendo parte de nosotros. A cada uno de los que nos encontremos digámosle:
Quiero contemplarte con los ojos de Cristo, y ver en ti mi perfecta impecabilidad. (L.161.11:8)
No hay comentarios:
Publicar un comentario