domingo, 31 de enero de 2016

UN CURSO DE MILAGROS. 31 de Enero. LECCIÓN 31


LECCIÓN 31 

No soy víctima del mundo que veo.

1. La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emanci­pación. 2Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. 3Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando. 4En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que apli­cas la idea de manera más prolongada, y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.

2. La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. 2Se reco­miendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. 3Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. 4Luego cierra los ojos y aplica la idea tu mundo interno. 5Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo.

3. Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu con­ciencia, obsérvalo por un instante, y luego reemplázalo con el siguiente. 2Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. 3Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. 4No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. 5Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.

4. Repítela además tan frecuentemente como puedas en el trans­curso del día. 2Recuerda que al hacerlo estás haciendo una decla­ración de independencia en nombre de tu propia libertad. 3Y en tu libertad radica la libertad del mundo.

5. La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. 2Es una decla­ración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo.


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Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson


INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA

LECCIÓN 31 – 31 ENERO

“No soy víctima del mundo que veo”

Propósito: Empezar a declarar tu liberación.

Ejercicios más largos: 2 veces, por la mañana y por la noche, duración de tres a cinco minutos.

  • Repite la idea dos o tres veces mientras miras lentamente a tu alrededor.
  • Luego cierra los ojos  y aplica la idea a tu mundo interior, el nivel de la causa. Deja que se presente cualquier pensamiento que quiera surgir, obsérvalo, y permite que se marche. Como con la Lección 10, es importante que permanezcas desapegado de tu corriente de pensamientos. Intenta verlos como un desfile extraño de objetos sin significado y desorganizados, o como una serie de hojas flotando por un río. Deja que el río siga moviéndose, no lo pares para pensar en un pensamiento concreto. Mientras lo observas moviéndose, repite la idea tan a menudo como quieras, sin prisa.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como puedas (se sugiere varias veces por hora).
Repite la idea. Mientras lo haces, conscientemente recuerda que estás declarando tu liberación de toda causa externa, y liberando a otras mentes en el proceso. Intenta repetirla con ese ánimo, te llevará cinco segundos.

Respuesta a la tentación: Cuando sientas que estás siendo víctima de algo del mundo.
Repite la idea. Sacarás más de ella si lo dices como una declaración de que te niegas a ser esclavo de acontecimientos externos y de las reacciones de tu ego.

Observaciones: La lección de hoy marca un progreso importante. La práctica diaria empieza ahora a marcar dos niveles: los períodos de práctica más largos, que se harán generalmente por la mañana y por la noche; y los más cortos, prácticas frecuentes durante el día (esto incluye los recordatorios frecuentes y la respuesta a la tentación). Éste es un paso importante hacia una estructura final que consta de cuatro partes: periodos de práctica de la mañana y de la noche, recordatorios cada hora, recordatorios frecuentes, y respuesta a la tentación.

Comentario

Como ya te habrás dado cuenta al leer la lección de hoy, no hay mucho pensamiento metafísico en ella. De hecho no hay nada, excepto en el pensamiento que lo encabeza. El resto de la lección son instrucciones de práctica. Así que mis comentarios seguirán la misma línea.

Sin embargo, el título de la lección es completo en sí mismo. Si piensas en ello, es sorprendente en cuántas maneras diferentes nos vemos a nosotros mismos como víctimas del mundo. Vamos por la vida sintiéndonos víctimas: del tiempo, del pelmazo que te interrumpe el tráfico o que te quita el aparcamiento que buscas, del disco del ordenador cuando pierde tu archivo, de tu compañero de piso que te deja sin agua caliente justo antes de ducharte, del servicio lento del restaurante, del tráfico que te retrasa para una cita. Por supuesto, luego están las personas que a propósito y con mala intención te aterrorizan en la ciudad (o quizá en tu casa).

Afirmar “No soy víctima del mundo que veo” es liberador y poderoso. Es asombroso cómo estas simples palabras pueden hacer desaparecer los sentimientos de debilidad e impotencia. ¡Pruébalo! Te gustará.

Aunque parezca mentira, también nos sentimos víctimas de enemigos invisibles,  ¡incluso de nuestros propios pensamientos! ¿Has tenido alguna vez un ataque de ansiedad? ¿Has sentido que Hacienda te saca los ojos? ¿Te has sentido víctima de un “sistema” injusto? ¿Acosado por las dudas  de ti mismo? El mundo exterior no te ataca más que tu mundo interior.  “Te liberarás de ambos al mismo tiempo pues el interno es la causa del externo” (2:5).

Esta lección introduce lo que será el plan general de la práctica básica de la mayor parte del Libro de Ejercicios, y para la práctica de continuación de los graduados del Libro de Ejercicios:

1.       Dos periodos largos de práctica, por la mañana y por la noche, en los que aplicas la idea del día sobre una base sostenida.
2.       Repeticiones frecuentes a lo largo del día, tan a menudo como puedas (un estudio de otras referencias a esto indican 4 o 5 veces por hora).
3.       Usar la idea como “respuesta a la tentación” siempre que surja.

La única práctica del Libro de Ejercicios que no aparece en esta lección son los periodos de práctica más corta, a las horas en punto y cada media hora. Esta práctica aparece más tarde en el Libro de Ejercicios, para formar un hábito de práctica basado en la estructura del reloj, y luego cuando ya se ha establecido la práctica (supuestamente), se deja este tipo de práctica. Los tres elementos que se presentan aquí, en la Lección 31, se mantienen en las recomendaciones para la práctica después de haber acabado el Libro de Ejercicios (según se indica en el Manual para el Maestro, sección 16: ¿Cómo Debe Pasar el Día el Maestro de Dios?).

Asegúrate de hacer esos periodos más largos de práctica, de tres a cinco minutos, por la mañana y por la noche. No puedes tocar el piano saltándote la mitad de las notas, así que tampoco te saltes estos periodos más largos. A partir de aquí la práctica del Libro de Ejercicios se va a intensificar; tal como me pasa a mí, estoy seguro de que encontrarás más difícil mantener y llevar la práctica según se indica. Recuerda:

Se te pide únicamente que apliques las ideas tal como se te indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las uses. Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostrará que son verdad.  (L.In.8:3-6)

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sábado, 30 de enero de 2016

UN CURSO DE MILAGROS. 30 de Enero. LECCIÓN 30


LECCIÓN 30 

Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.

1. La idea de hoy es el trampolín a la visión. 2Por medio de esta idea el mundo se abrirá ante ti, y al contemplarlo verás en él lo que nunca antes habías visto. 3lo que antes veías ya no será ni remotamente visible para ti.

2. Hoy vamos a intentar un nuevo tipo de "proyección". 2No vamos a tratar de deshacernos de lo que no nos gusta viéndolo afuera. 3En lugar de ello, trataremos de ver en el mundo lo que está en nuestras mentes, y lo que deseamos reconocer se encuen­tra ahí. 4Así pues, estamos tratando de unirnos a lo que vemos, en vez de mantenerlo separado de nosotros. 5Ésa es la diferencia fundamental entre la visión y tu manera de ver.

3. La idea de hoy debe aplicarse tan frecuentemente como sea posible a lo largo del día. 2Cada vez que tengas un momento, repítela lentamente para tus adentros, mirando a tu alrededor y tratando de comprender que la idea es aplicable a todo lo que ves ahora o podrías ver ahora si estuviese al alcance de tu vista.

4. La verdadera visión no está limitada por conceptos tales como "cerca" o "lejos". 2Para que te vayas acostumbrando a esta idea, trata de pensar, a medida que aplicas la idea de hoy, en cosas que estén más allá de tu alcance visual, así como en aquellas que de hecho puedes ver.

5. La verdadera visión no sólo no está limitada por el espacio ni la distancia, sino que no depende en absoluto de los ojos del cuerpo. 2La mente es su única fuente. 3Como ayuda adicional para que te vayas acostumbrando cada vez más a esta idea, dedica varias sesiones de práctica a aplicarla con los ojos cerrados, usando cual­quier tema que te venga a la mente, mirando en tu interior en vez de afuera. 4La idea de hoy es aplicable por igual tanto a lo uno como a lo otro.

AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
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Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson

INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA

LECCIÓN 30 – 30 ENERO

“Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente”

Propósito: Aprender una nueva manera de ver. En este tipo de visión, lo que ves no procede del mundo externo, a través de los ojos del cuerpo, o de proyectar tus ilusiones sobre el mundo. En lugar de ello, procede de “proyectar” la verdad que está en tu mente sobre todo lo que ves.

Ejercicio: Tan a menudo como te sea posible, durante un minuto.
Mira a tu alrededor y aplica la idea a tu campo visual e incluso a lo que está más allá de ese alcance, fuera de tu vista. Asegúrate, durante algunos de los ejercicios, de cerrar los ojos y aplicar la idea a tu mundo interno.

Comentario

Así como la lección de ayer era “el pilar” de la visión (L.29.1:5), la idea de hoy es el “trampolín” de la visión (1:1). El pilar es que Dios está en todo lo que veo. Saber que esto es así “porque Dios está en mi mente” es lo que nos empuja de la simple vista a la visión.

“Por medio de esta idea el mundo se abrirá ante ti, y al contemplarlo verás en él lo que nunca antes habías visto. Y lo que antes veías ya no será ni remotamente visible para ti”. (1:2-3)

Para entender de lo que el Curso está hablando, es esencial el hecho de que lo que vemos está causado directamente por lo que está en nuestra mente. La idea que se tiene sobre lo que vemos (percibimos) es que algo de fuera causa una impresión en mi mente a través de los sentidos. La realidad es al contrario, según el Curso: Los pensamientos de mi mente son proyectados fuera y causan mis percepciones (lo que veo). “La proyección da lugar a la percepción”, dice el Texto en dos lugares distintos (T.13.V.3:5; T.21.In.1:1; comparar con T.10.In.2:7).

Lo que esta lección intenta enseñarnos es “un nuevo tipo de proyección” (2:1). Podemos llamarla “proyección positiva”. En lugar de usar la proyección para librarnos de los pensamientos con los que nos sentimos incómodos,  estamos intentando ver en el mundo lo que queremos ver en nuestra mente. Lo que quiero ver es mi propia inocencia. Por lo tanto, intento ver al mundo como inocente. Estoy eligiendo mis pensamientos e intencionadamente “proyectándolos” sobre el mundo. Quiero verme a mí mismo como si tuviera a Dios en mi mente, y por eso elijo ver a todo como si tuviera a Dios.

Si todas las cosas albergan a Dios, y yo albergo a Dios, entonces estamos unidos. “Así pues, estamos tratando de unirnos a lo que vemos, en vez de mantenerlo separado de nosotros. Ésa es la diferencia fundamental entre la visión y tu manera de ver” (2:4-5). Nuestra forma habitual de ver da importancia a las diferencias y distinciones, la visión da importancia a la semejanza.

“La verdadera visión no sólo no está limitada por el espacio ni la distancia, sino que no depende en absoluto de los ojos del cuerpo” (5:1). Con cada lección se va haciendo más claro que la visión  de la que se habla no tiene ninguna relación con nuestra vista física. En el sistema de pensamiento del Curso, nuestros ojos no ven en absoluto, son simplemente medios para el engaño. Podemos incluir en nuestra visión cosas que están más allá del alcance de mi vista física. Es una forma de ver con nuestra mente, no con nuestros ojos. “La mente es su única fuente” (5:2).

Ahora recuerdo nuestra lección anterior: “Por encima de todo quiero ver” (Lección 28) con un propósito más firme y decidido. Quiero la visión, quiero esta otra forma de ver que contempla a Dios en todo y en todas partes. La quiero porque, de alguna manera sé desde lo más profundo de mí que si puedo contemplar las cosas de esa manera, también podré contemplarme de esa misma manera a mí mismo. Si puedo verte como un Hijo de Dios, santo, inocente y sin culpa, sabré que estoy viendo un reflejo de mí mismo. Quiero verme a mí mismo de esa manera, por tanto, quiero verte a ti de esa manera.

Dios está en mi mente. El mundo refleja lo que está en mi mente. Entonces, ¿cómo quiero ver al mundo? ¿Estoy decidido a ver al mundo con Dios en él? Si no lo estoy, sólo refleja que no estoy dispuesto y tengo miedo de ver Su Presencia en mi mente.

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viernes, 29 de enero de 2016

UN CURSO DE MILAGROS. 29 de Enero. LECCIÓN 29


LECCIÓN 29 

Dios está en todo lo que veo.

1. La idea de hoy explica por qué puedes ver propósito en todo. 2Explica por qué nada está separado, por sí mismo o en sí mismo. 3También explica por qué nada de lo que ves tiene significado alguno. 4De hecho, explica cada una de las ideas que hemos usado hasta ahora, y también todas las subsiguientes. 5La idea de hoy es el pilar de la visión.

2. Es probable que a estas alturas te resulte muy difícil entender la idea de hoy. 2Puede que creas que es tonta, irreverente, insen­sata, graciosa e incluso censurable. 3Ciertamente Dios no está en una silla tal como tú la ves. 4No obstante, ayer subrayamos que una simple mesa comparte el propósito del universo. 5lo que comparte el propósito del universo comparte el propósito de su Creador.

3. Trata hoy, pues, de comenzar a aprender a mirar a todas las cosas con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta. 2Ahora mismo no las ves. ¿Cómo podrías saber lo que en ellas se encie­rra? 4Nada es como a ti te parece que es. 5Su santo propósito está más allá de tu limitado alcance. 6Cuando la visión te haya mos­trado la santidad que ilumina al mundo, entenderás la idea de hoy perfectamente. 7Y no entenderás cómo pudo jamás haberte resultado difícil.

4. Nuestras seis sesiones de práctica, de dos minutos cada una, deben seguir la norma habitual: comienza repitiendo la idea en tu interior y luego aplícala a aquellos objetos seleccionados al azar que estén a tu alrededor, nombrando específicamente cada uno de ellos. 2Trata de evitar la tendencia a dirigir la selección, que, en el caso de la idea de hoy, puede ser una gran tentación debido a su naturaleza totalmente extraña. 3Recuerda que cual­quier orden que tú intentes imponer le es igualmente extraño a la realidad.

5. Debes, por lo tanto, evitar al máximo ser tú mismo quien dirige la selección de objetos. 2Una lista adecuada podría incluir, por ejemplo:

3Dios está en este perchero.
 4Dios está en esta revista. 
5Dios está en este dedo.
 6Dios está en esta lámpara. 
7Dios está en ese cuerpo.
 8Dios está en esa puerta.
 9Dios está en esa papelera.

10Además de repetir la idea de hoy durante las sesiones de prác­tica asignadas, repítela como mínimo una vez por hora, mirando lentamente a tu alrededor mientras repites las palabras para tus adentros sin prisa. 11Por lo menos una o dos veces deberías expe­rimentar una sensación de sosiego mientras haces esto.


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Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson


INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA

LECCIÓN 29 – 29 ENERO


“Dios está en todo lo que veo”

Propósito: “Comenzar a aprender a mirar a todas las cosas con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta” (3:1). Ver el propósito santo que hay en todo: serte útil, ayudarte, hacerte feliz, estar a tu disposición siempre que lo necesites, protegerte.

Ejercicio más largo: 6 veces, durante dos minutos.

  • Repite la idea.
  • Luego aplícala al azar a objetos dentro de tu campo visual, nombrando a cada uno. Di: “Dios está en esta (revista, dedo)” o “Dios está en ese (cuerpo, puerta)”. Date cuenta de que no estás diciendo que Dios esté físicamente en ese objeto de algún modo, sino que Dios le ha dado Su propósito al objeto, un propósito que es parte de Dios. Recuerda tu entrenamiento hasta ahora: empieza cerca de ti y extiéndela más lejos. Mantente mirando al objeto mientras repites la frase. Y asegúrate de evitar “la tendencia a dirigir la selección” (4:2), algo que podría ser más extraño.

Recordatorios frecuentes: Al menos una por hora.
Repite la idea lentamente mientras miras despacio a tu alrededor.

Comentario

“La idea de hoy explica por qué puedes ver propósito en todo. Explica por qué nada está separado, por sí mismo o en sí mismo. También explica por qué nada de lo que ves tiene significado alguno. De hecho, explica cada una de las ideas que hemos usado hasta ahora, y también todas las subsiguientes. La idea de hoy es el pilar de la visión”.   (1:1-5)

Está claro que, la idea de hoy es central en el sistema de pensamiento del Curso. No es simplemente una idea agradable y sensiblera. Tampoco es simplemente panteísmo que dice que la naturaleza y Dios son lo mismo. En otra parte, el Curso enseña que “El mundo no existe” (L.132.6:2-3), así que esto no puede significar que la naturaleza y Dios son idénticos. “Ciertamente Dios no está en una silla tal como tú la ves” (2:3)

Tal como yo veo las cosas, nada significa nada. Una mesa es sólo una mesa, una superficie plana para comer, escribir o jugar al póker sobre ella. No tiene un propósito eterno, sus propósitos son todos pasajeros. Vista así, la mesa no revela a Dios sino que ayuda a ocultarle.

Dios no está en la mesa física, pero Él puede verse a través de, o por medio de ella. Si la mesa comparte el propósito del universo, tiene que compartir el  propósito del Creador del universo. Ese propósito es nuestra felicidad, nuestra dicha, nuestra compleción, que es necesaria para la Suya. “Todo existe para tu beneficio. Para eso es para lo que es, ése es su propósito, ése es su significado” (L.25.1:5-6). 

“Propósito” es la palabra clave en esta lección y en la anterior. Dios está en todo lo que veo porque todo comparte  Su Propósito. Mi vista es un velo que oculta la verdad que brilla en todo, pero la visión puede brillar a través de ese velo si se lo permito. Tal como veo, Dios no está en todo, de hecho, Él no está en nada. Si fuera suficiente con la vista física, hace mucho tiempo que todos habríamos visto a Dios. Hicimos nuestra vista para ocultarle; pero si vemos con la Visión de Cristo, todo nos puede revelar a Dios.

“Nada es como a ti te parece que es. Su santo propósito está más allá de tu limitado alcance”.  (3.4-5)

Cuando leí esta lección por primera vez, no entendí la afirmación de que la idea de hoy: “Dios está en todo lo que veo”, explicaba la idea anterior de que nada de lo que veo significa nada. Pensándolo bien si Dios está en todo lo que veo, debería darle a todas esas cosas un significado profundo, las vería compartir el propósito del universo, el propósito del Creador. Entonces, ¿cómo se pasa con lógica de “Dios está en todo lo que veo” a “Nada de lo que veo significa nada”?

Finalmente me di cuenta de una distinción que debería haber estado clara desde el principio: la diferencia entre “ver” o  “vista” y “visión”. El Curso hace esta distinción continuamente, todo el tiempo; pero como mi mente tiende a pensar en “vista” y “visión” como la misma cosa, no logré darme cuenta aquí. “Vista” se refiere a nuestro modo habitual de ver, nuestra creencia de que lo que nuestros ojos físicos nos muestran es real, cuando realmente es sólo el resultado de un deseo dentro de la mente  y la proyección de significado desde la mente y que se pone encima de lo que se ve. Por otra parte, “visión” es completamente otra clase de sentido, que no tiene ninguna relación con los ojos físicos.

Fíjate en que  la lección dice: “La idea de hoy es el pilar de la visión” (1:5). “Cuando la visión te haya mostrado la santidad que ilumina al mundo, entenderás la idea de hoy perfectamente” (3:6). Es la visión la que revela a Dios en todo, la simple vista no revela a Dios, por eso es por lo que nada de lo que veo significa nada. “Ahora mismo no las ves (con la visión)” (3:2). Dios está ahí, pero la vista no Le ve, la vista está pasando por alto lo único que le da a todas las cosas el significado que tienen. Por lo tanto, podemos revisar ahora la afirmación anterior para entender: “Nada de lo que veo significa nada, de la manera en que lo veo”. El significado está ahí, pero estoy ciego a él.

“Tienes que negar el mundo que ves, pues verlo te impide tener otro tipo de visión. No puedes ver ambos mundos, pues cada uno de ellos representa una manera de ver diferente,  y depende de lo que tienes en gran estima”.    (T.13.VII.2:1-2)

La idea de que Dios está en todo es “el pilar de la visión” (1:5). Es la base para “una manera de ver diferente” (T.13.VII.2:2). Para ver a través de la visión, tengo que estar decidido a negar, o a pasar por alto mi modo habitual de ver, que se limita únicamente a lo físico y me informa sólo de lo que mi ego quiere ver. Si reconozco que Dios está en todo y, sin embargo, no Le veo con mis ojos, tiene que haber otro modo de ver y se me llevará a desearlo. Y pediré la visión.

La lección habla del “limitado alcance” de nuestro modo de ver (3:5). A modo de semejanza, imagino que Dios es visible sólo en rayos infrarrojos (por supuesto, Él no es visible en ninguna forma física). Nuestros ojos no ven la radiación infrarroja así que, aunque esté presente, no vemos nada. La gama de la vista física es ahora muy estrecha; hay muchas clases de “luz” que no podemos ver: infrarrojos, ultravioletas, calor, radiación, ondas de radio, microondas, y así sucesivamente. Dios está en todas partes, pero Él está fuera de la gama de nuestra vista física, necesitamos una clase de visión diferente.

Pienso que, en cierto sentido, la lección está intentando suscitar un cierto descontento dentro de nosotros. Provoca la perturbadora pregunta: “Si Dios está en todo, ¿cómo es que no Le veo? Nos hace darnos cuenta de las limitaciones de lo que creíamos que era la “vista”. Nos hace conscientes de su limitado alcance, y provoca en nosotros el deseo de una nueva clase de visión que ve más allá de este limitado alcance, y que ve el propósito del universo en todo.

La lección de mañana continuará dándonos instrucciones para encontrar la visión.

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jueves, 28 de enero de 2016

UN CURSO DE MILAGROS. 28 de Enero. LECCIÓN 28


LECCIÓN 28 

Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera.

1. Hoy le estamos dando una aplicación realmente concreta a la idea de ayer. 2En estas sesiones de práctica vas a hacer una serie de compromisos definitivos. 3El que los cumplas o no en el futuro no es algo que nos concierna ahora. 4Si al menos estás dispuesto a hacerlos ahora, habrás dado el primer paso en el pro­ceso de cumplirlos. 5todavía estamos en el principio.

2. Tal vez te preguntes por qué es importante decir, por ejemplo, "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera”. 2De por sí, eso no es importante. 3Sin embargo, ¿qué existe de por sí? 4¿Y qué significa "de por Sí"? 5Ves a tu alrededor una legión de objetos separados, lo cual significa que en realidad no ves nada. 6O ves o no ves. 7Cuando hayas visto una sola cosa de otra manera, verás todas las demás cosas de otra manera también. 8La luz que veas en cualquiera de ellas será la misma luz que verás en todas ellas.

3. Cuando dices: "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera", estás comprometiéndote a abandonar todas las ideas preconcebidas que tienes acerca de la mesa, y a tener una mente receptiva con respecto a lo que esa mesa es y al propósito que tiene. 2No la estás definiendo en función del pasado. 3Estás preguntando qué es, en vez de decírselo. 4No estás constriñendo su significado a tu reducida experiencia con mesas, ni estás limi­tando su propósito a tus insignificantes pensamientos personales.

4. Nadie cuestiona lo que ya ha definido. 2Y el propósito de estos ejercicios es hacer preguntas y recibir respuestas. 3Al decir: "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera" te estás comprometiendo a ver. 4Mas no es éste un compromiso exclusivo. 5Es un compromiso que es aplicable tanto a la mesa como a cualquier otra cosa.

5. Podrías, de hecho, alcanzar la visión valiéndote sólo de esa mesa, si pudieses abandonar todas tus ideas acerca de ella y mirarla con una mente completamente receptiva. 2Tiene algo que mostrarte; algo bello, puro y de infinito valor, repleto de felicidad y esperanza. 3Oculto tras todas las ideas que tienes acerca de ella se encuentra su verdadero propósito, el cual comparte con todo el universo.

6. Al usar la mesa como un sujeto para la aplicación de la idea de hoy, estás en realidad pidiendo ver cuál es el propósito del uni­verso. 2con cada objeto que uses en tus sesiones de práctica estarás haciendo esa misma petición. 3Y estarás comprometién­dote con cada uno de ellos a dejar que su propósito te sea reve­lado, en lugar de imponerles tú tu propio dictamen.

7. Hoy llevaremos a cabo seis sesiones de práctica de dos minutos cada una, en las que primero debes repetir la idea de hoy, y luego aplicarla a cualquier cosa que veas a tu alrededor. 2No sólo debes escoger los objetos al azar, sino que, al aplicarles la idea de hoy, debes ser igualmente sincero con todos ellos, intentando recono­cer de esta manera la idéntica contribución que cada uno de ellos le presta a tu visión.

8. Como de costumbre, las aplicaciones deben incluir el nombre del objeto en el que tu mirada se pose, y debes mantener tus ojos sobre él mientras dices:

2Por encima de todo quiero ver este(a) _____ de otra manera:

3Cada aplicación debe hacerse muy despacio y tan a conciencia como sea posible. 4No hay prisa.


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Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson


INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA

LECCIÓN 28 – 28 ENERO

“Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera”

Propósito: Comprometerte a ver de verdad, comprometerte a retirar tus ideas preconcebidas sobre las cosas y abrir tu mente a verlas con la verdadera visión. Harás este compromiso con cada objeto que uses. Al comprometerte a ver un objeto de otra manera, te estás comprometiendo a ver todo de otra manera.

Ejercicio: 6 veces, durante dos minutos.

  • Repite la idea.
  • Luego aplícala al azar a cualquier cosa que veas a tu alrededor, dándole a cada objeto la misma sinceridad. Mantén tu mirada sobre cada objeto mientras dices lenta y cuidadosamente: “Por encima de todo quiero ver este ____ de otra manera”. Date cuenta de que al hacer esto estás haciendo una petición, una petición de retirar el propósito que le has dado a ese objeto, para ver el propósito que Dios le ha dado, “el propósito que comparte con todo el universo” (5:3). Al ver este objeto de verdad, puedes ver el propósito de todo. Puedes obtener la visión total.

Observaciones: Cada aplicación de la idea (a la mesa, a la silla, al pie) es lo que hace el compromiso. Así que trata de practicar con esta intención. Con cada repetición, intenta decirlo de corazón. No digas las palabras con prisa y sin pensarlas. Intenta decirlas con sinceridad. Dilas tan a conciencia como puedas. No te preocupes acerca de si continuarás con estos compromisos, pues eso te impide hacerlos. Y nunca los mantendrás si no los haces.

Comentario

Es sorprendente el pensamiento de que yo podría alcanzar la visión con sólo una mesa, o con cualquier cosa elegida al azar, si pudiera mirar con una mente completamente abierta. Significa que durante toda mi vida he estado rodeado de personas y cosas y cualquiera de ellas podría haberme traído la iluminación, pero yo no he respondido. La pantalla del ordenador a la que estoy mirando mientras escribo, si la veo sin ninguna de mis propias ideas, podría empezar a mostrarme “algo bello, puro y de infinito valor, lleno de felicidad y esperanza” (5:2).

Todavía me parece difícil de creer eso. Oh, no lo dudo, en cierto sentido. De algún modo, tiene sentido creer que un ser iluminado, como Jesús por ejemplo, vería (como dice el poeta): “el universo en un grano de arena”. Pero supongo que lo que dudo es que yo pueda verlo. He mirado a tantas mesas a lo largo de mi vida y  ¡ninguna de ellas me ha hablado! Miro a mi mesa ahora y veo: una mesa.

Pero, ¿qué podría ver? “Oculto tras todas las ideas  que tienes acerca de ella se encuentra su verdadero propósito, el cual comparte con todo el universo” (5:3). ¡Ah! Una pista hacia lo que esta lección apunta, estamos hablando de un propósito compartido. Estamos pidiendo ver un propósito común que une todas las cosas como una. Yo pienso que una mesa es para escribir sobre ella o para comer sobre ella, un tenedor es para pinchar mi comida, un ordenador es para enviar mensajes a personas a través de internet.  Veo un montón de propósitos diferentes, cada cosa con el suyo propio, con un propósito diferente. Pero todos ellos comparten un propósito. Tal como mi cuerpo, el cielo, la luna, todo lo que veo. ¿Cuál es el propósito? Eso es lo que estoy pidiendo ver.

Eso es algo que merece pedirse.

No hay nada a tu alrededor que no forme parte de ti. Contémplalo amorosamente y ve la luz del Cielo en ello. Pues así es como llegarás a comprender todo lo que se te ha dado. El mundo brillará y resplandecerá en amoroso perdón, y todo lo que una vez considerabas pecaminoso será re-interpretado ahora como parte integrante del Cielo. ¡Qué bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un mundo que tanta necesidad tiene de la redención que tu inocencia vierte sobre él! ¿Qué otra cosa podría ser más importante para ti? Pues he aquí tu salvación y tu felicidad. Y éstas tienen que ser absolutas para que las puedas reconocer.   (T.23.In 6:1-8)


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