lunes, 6 de marzo de 2023

UN CURSO DE MILAGROS. 6 de Marzo. LECCIÓN 65


LECCIÓN 65

Mi única función es la que Dios me dio.

1. La idea de hoy reafirma tu compromiso con la salvación. 2También te recuerda que no tienes ninguna otra función salvo ésa. 3Ambos pensamientos son obviamente necesarios para un com­promiso total. 4La salvación no podrá ser tu único propósito mien­tras sigas abrigando otros. 5Aceptar la salvación como tu única función entraña necesariamente dos fases: el reconocimiento de que la salvación es tu función, y la renuncia a todas las demás metas que tú mismo has inventado.

2. Ésta es la única manera en que puedes ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo. 2Ésta es la única manera en que puedes decir, y decirlo en serio: "Mi única función es la que Dios me dio". 3ésta es la única manera en que puedes encontrar paz.

3. Hoy, y durante los próximos días, reserva diez o quince minu­tos para una sesión de práctica más prolongada, en la que trates de entender y aceptar el verdadero significado de la idea de hoy. 2La idea de hoy te ofrece el que puedas escapar de todas las difi­cultades que percibes. 3Pone en tus manos la llave que abre la puerta de la paz, la cual tú mismo cerraste. 4Es la respuesta a la incesante búsqueda en la que has estado enfrascado desde los orígenes del tiempo.

4. Trata, en la medida de lo posible, de llevar a cabo las sesiones de práctica más largas a la misma hora todos los días. 2Trata asi­mismo, de fijar esa hora de antemano, y de adherirte luego al máximo al horario establecido. 3El propósito de esto es organizar tu día de tal manera que hayas reservado tiempo para Dios, así como para todos los propósitos y objetivos triviales que persi­gues. 4Esto es parte del entrenamiento a largo plazo que tu mente necesita para adquirir disciplina, de modo que el Espíritu Santo pueda valerse de ella de manera consistente para el propósito que comparte contigo.

5. En la sesión de práctica más prolongada, comienza repasando la idea de hoy. 2Luego cierra los ojos y repite la idea para tus adentros una vez más, observando tu mente con gran deteni­miento a fin de poder captar cualquier pensamiento que cruce por ella. 3Al principio, no trates de concentrarte exclusivamente en aquellos pensamientos que estén relacionados con la idea de hoy. 4Trata, más bien, de poner al descubierto cada pensamiento que surja para obstaculizarla. 5Toma nota de cada uno de ellos con el mayor desapego posible según se presente, y deséchalos uno por uno a medida que te dices a ti mismo:

6Este pensamiento refleja un objetivo que me está impi­diendo aceptar mi única función.

6. Después de un rato, te resultará más difícil poder detectar los pensamientos que causan interferencia. 2Sigue tratando, no obs­tante, durante un minuto más o menos, intentando detectar algu­nos de los pensamientos vanos que previamente eludieron tu atención, pero sin afanarte o esforzarte innecesariamente en ello. 3Luego repite para tus adentros:

4Que en esta tabla rasa quede escrita mi verdadera función.

5No es preciso que uses estas mismas palabras, pero trata de tener la sensación de que estás dispuesto a que tus propósitos ilusorios sean reemplazados por la verdad.

7. Finalmente, repite la idea de hoy una vez más y dedica el resto de la sesión de práctica a reflexionar sobre la importancia que dicha idea tiene para ti, el alivio que su aceptación te ha de brin­dar al resolver todos tus conflictos de una vez por todas, y lo mucho que realmente deseas la salvación, a pesar de tus absur­das ideas al contrario.

8En las sesiones de práctica más cortas, que deben hacerse por lo menos una vez por hora, usa el siguiente modelo al aplicar la idea de hoy:

2Mi única función es la que Dios me dio. 3No quiero nin­guna otra ni tengo ninguna otra.

4Cierra los ojos en algunas ocasiones al practicar esto, y en otras, manténlos abiertos mientras miras a tu alrededor. 5Lo que ahora ves será totalmente diferente cuando aceptes la idea de hoy sin reservas.



AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo


------------------------------------------

Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson


INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA 

LECCIÓN  65   - 6  MARZO

“Mi única función es la que Dios me dio”


Propósito: Abandonar nuestras metas habituales, aunque sólo sea por un rato, para que así puedas poner toda tu atención en aceptar la función que Dios te dio como tu única función.

Ejercicios más largos: Una vez, de diez a quince minutos.

  • Repite la idea, luego cierra los ojos y repítela de nuevo.
  • Observa cuidadosamente tu mente, el paso de lo que consideras pensamientos normales. Observa cada uno con tranquilidad (como se te enseñó en lecciones anteriores) y di: “Este pensamiento refleja un objetivo que me está impidiendo aceptar mi única función”. Cuando empieces a quedarte sin pensamientos de ese tipo, intenta durante un minuto o así atrapar cualquier pensamiento que quede, aunque no hagas ningún esfuerzo por encontrarlos. La razón de esta fase es vaciar tu mente de tus metas y funciones habituales.
  • Luego di: “Que en esta tabla rasa quede escrita mi verdadera función”, o la misma idea con tus propias palabras. Estate dispuesto a que las metas que te has adjudicado a ti mismo sean reemplazadas por la de Dios.
  • Repite la idea de nuevo y pasa el resto de la sesión de práctica pensando acerca de la idea y dejando que te vengan pensamientos relacionados. Habiendo expulsado tus funciones habituales, ahora estás intentando “entender y aceptar” (3:1) tu verdadera función, para reflexionar activamente acerca de ella a fin de que se convierta en la tuya propia. Pon toda tu atención concretamente en la importancia y lo deseable de tu función, y la resolución y alivio que te ofrece. Cuando surjan pensamientos de distracción, te sugiero que los hagas desaparecer con la frase que acabamos de usar: “Este pensamiento refleja un objetivo…”

Observaciones: Cuando dice que necesitas elegir un horario para la sesión más larga de práctica, y que lo mantengas durante el día y durante los próximos días, eso puede sonar amenazador.  Sin embargo, tiene perfecto sentido. Estás empezando a entregar toda tu vida a tu verdadera función. Dedicarle un tiempo durante el día, un tiempo sólo para eso,  un tiempo que es como una roca firme en un río de objetivos sin importancia que no paran, es una estrella, un pie en el hogar. Si no puedes dejar que tu verdadera función ponga un pie en el hogar, ¿cómo puedes alcanzar el punto en el que le dedicas toda tu vida?  

Recordatorios frecuentes: Al menos uno por hora.

A veces usa la primera  de estas dos formas; otras, usa la segunda:

  • Cierra los ojos y di: “Mi única función es la que Dios me dio. No quiero ninguna otra ni tengo  ninguna otra”.
  • Mira a tu alrededor y di la misma frase, dándote cuenta de que lo que ves parecerá completamente diferente cuando aceptes de verdad lo que estás diciendo. (Sugiero que lo intentes ahora y veas el efecto que tiene sobre ti).

Comentario

De lo que me di cuenta cuando lo leí fue la última frase del primer párrafo:

“Aceptar la salvación como tu única función entraña necesariamente dos fases: el reconocimiento de que la salvación es tu función, y la renuncia a todas las demás metas que tú mismo has inventado”.   (1:5)

Algunos de nosotros todavía podemos estar teniendo problemas con la primera fase: reconocer la salvación como nuestra función. No es fácil. Decir: “Mi tarea es sanar y ser sanado” requiere un cambio fundamental en la mente para la mayoría. Vernos a nosotros mismos como la luz del mundo no es algo que nos llegue fácilmente. Por eso las lecciones anteriores han tratado ese hecho, y aparecerá de nuevo en lecciones posteriores.

Esta lección va más allá de reconocer que la salvación es nuestra función, añade el pensamiento de que es nuestra única función. Lo deja muy claro que para que esto sea así, todas las demás funciones deben ser abandonadas. Dios nos dio esta única función, y ninguna otra. Las otras nos las hemos inventado nosotros mismos, y cada función diferente compite en algún modo y le quita importancia a la que Dios nos dio.

A medida que transcurre el día, observo cómo mis “propósitos y objetivos triviales” (4:3) interfieren con la búsqueda de mi única función. Puedo observarlo en la práctica sencilla que se propone para los próximos días: reservar de diez a quince minutos para intentar entender y aceptar la idea del día. La lección me pide que me organice el día a fin de reservar este tiempo para Dios. Reservar estos quince minutos requerirá que deje a un lado otros propósitos durante esos minutos. Sacará el tema tratado en esta lección: el modo en que mis otros objetivos compiten con la función que Dios me ha dado.

En mi comprensión con el Curso, el asunto de reconocer mi verdadera función puede tener lugar muy pronto, lo que puede llevar más tiempo es el proceso de abandonar todos mis propósitos menores hasta que no tenga ningún otro que el de Dios. Al principio, no tenemos ni idea de los muchos propósitos competitivos que nos hemos asignado a nosotros mismos. Lleva tiempo descubrirlos y abandonarlos todos. Hoy es sólo el principio, pero cuanto más en serio me tome esta idea, más eficaz puede ser la práctica de hoy.       

---------------------------------

domingo, 5 de marzo de 2023

UN CURSO DE MILAGROS. 5 de Marzo. LECCIÓN 64


LECCIÓN 64


No dejes que me olvide de mi función.

1. La idea de hoy es simplemente otra manera de decir: "No me dejes caer en la tentación". 2El propósito del mundo que ves es nublar tu función de perdonar y proveerte de una justificación por haberte olvidado de ella. 3Es asimismo la tentación de aban­donar a Dios y a Su Hijo adquiriendo una apariencia física. 4Esto es lo que los ojos del cuerpo ven.

2. Nada de lo que los ojos del cuerpo parecen ver puede ser otra cosa que una forma de tentación, ya que ése fue el propósito del cuerpo en sí. 2Hemos aprendido, no obstante, que el Espíritu Santo tiene otro uso para todas las ilusiones que tú has forjado, y, por lo tanto, ve en ellas otro propósito. 3Para el Espíritu Santo el mundo es un lugar en el que aprendes a perdonarte a ti mismo lo que consideras son tus pecados. 4De acuerdo con esta percepción, la apariencia física de la tentación se convierte en el reconocimiento espiritual de la salvación.

3. Al repasar nuestras últimas lecciones, vemos que tu función aquí es ser la luz del mundo, y que es una función que Dios Mismo te dio. 2La arrogancia del ego es lo único que te hace poner esto en duda, y el miedo del ego lo único que te induce a conside­rarte a ti mismo indigno de la tarea que Dios Mismo te enco­mendó. 3La salvación del mundo aguarda tu perdón porque a través de él el Hijo de Dios se libera de todas las ilusiones y, por ende, de toda tentación. 4El Hijo de Dios eres tú.

4. Sólo desempeñando la función que Dios te dio podrás ser feliz. 2Esto se debe a que tu función es ser feliz valiéndote de los medios mediante los cuales la felicidad se vuelve inevitable. 3No hay otra manera. 4Por lo tanto, cada vez que eliges entre si desempeñar o no tu función, estás en realidad eligiendo entre ser feliz o no serlo.

5. Recordemos esto hoy. 2Tengámoslo presente por la mañana, por la noche, y también a lo largo del día. 3Prepárate de antemano para todas las decisiones que tengas que tomar hoy, recordando que todas ellas son en realidad muy simples. 4Cada una te condu­cirá ya sea a la felicidad o a la infelicidad. 5¿Puede ser acaso difícil tomar una decisión tan simple? 6No permitas que la forma de la decisión te engañe. 7Complejidad en lo relativo a la forma no implica complejidad en lo relativo al contenido. 8Es imposible que el contenido de cualquier decisión aquí en la tierra se componga de cualquier otra cosa que no sea esta simple elección. 9Ésta es la única elección que el Espíritu Santo ve. 10Por lo tanto, es la única elección que existe.

6. Practiquemos hoy, pues, con estos pensamientos:

2No dejes que me olvide de mi función.
3No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía.
4Déjame perdonar y ser feliz.

5Por lo menos una vez hoy, dedica diez o quince minutos a refle­xionar acerca de esto con los ojos cerrados. 6Pensamientos afines acudirán en tu ayuda si recuerdas cuán crucial es tu función para ti y para el mundo.

7. En las aplicaciones frecuentes de la idea de hoy a lo largo del día, dedica varios minutos a repasar estos pensamientos y luego a pensar en ellos y en nada más. 2Esto te resultará difícil, sobre todo al principio, ya que aún no tienes la disciplina mental que ello requiere. 3Tal vez necesites repetir: "No dejes que me olvide de mi función" con bastante frecuencia para que te ayude a con­centrarte.

8Hoy se requieren dos variaciones de las sesiones de práctica más cortas. 2Haz los ejercicios con los ojos cerrados algunas veces, tratando de concentrarte en los pensamientos que estés usando. 3En otras, mantén los ojos abiertos una vez que hayas repasado los pensamientos, y luego mira a tu alrededor lenta e imparcialmente, repitiendo para tus adentros:

4Éste es el mundo que es mi función salvar.


AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo

 http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-64-audios-mp3_rf_3907755_1.html -----


------------------------------------------

Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson


INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA 


LECCIÓN  64  -   5  MARZO

“No dejes que me olvide de mi función”


Propósito: Recordarte constantemente elegir tu felicidad para elegir cumplir tu función. Resistir la tentación de dejar que el mundo que ves borre tu función de tu consciencia.

Ejercicios más largos: Al menos uno, de diez a quince minutos.

  • Cierra los ojos y repite estos pensamientos: “No dejes que me olvide de mi función. No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía. Déjame perdonar y ser feliz”.
  • Luego haz de nuevo las prácticas recientes de reflexionar acerca de las frases. Piensa en ellas. Deja que vengan pensamientos relacionados (te ayudará recordar lo importante que es tu función para ti y para otros).  

Observaciones: Es fácil en periodos largos de reflexión como éste entrar en una fiesta de distracciones de la mente, por la sencilla razón de que “aún no tienes la disciplina mental que ello requiere” (7:2). Así que, estate a la caza de pensamientos sin importancia. Cuando se presenten, repite la idea (puedes incluso repetir las tres frases). Aunque tengas que hacerlo veinte veces, eso es mejor que dejar que tu mente flote sin rumbo por el país de la fantasía..

Recordatorios frecuentes: Muy a menudo, durante varios minutos.

   En diferentes ocasiones, usa una o la otra de estas prácticas:

  1. Una versión corta del ejercicio más largo. Repite: “No dejes que me olvide de mi función .No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía. Déjame perdonar y ser feliz”, y luego piensa sólo en ello.  Tu mente se distraerá; cuando lo haga, repite las ideas para traerla de vuelta a la práctica.
  2. Repite las mismas frases, luego mira lentamente a tu alrededor sin hacer ninguna selección, y di: “Éste es el mundo que es mi función salvar”.

Comentario

La Lección 62 dijo que el perdón es mi función, así pues, esta lección expresa mi decisión de no olvidar  para qué estoy aquí: para perdonar al mundo, llevándole paz a todas las mentes.

¿Qué hace que me olvide? El mundo en su totalidad. Todo lo que ven mis ojos es “una forma de tentación, ya que ése fue el propósito del cuerpo en sí” (2:1). El ego fabricó el mundo y el cuerpo con un propósito determinado:

  1. Ocultar mi función de perdonar.
  2. Justificar el olvido de mi función.
  3. Engatusarme para que abandone a Dios y a Su Hijo tomando forma en un cuerpo.

La continuidad del ego depende de mi identificación con la forma corporal. La maldad del mundo y la sensación de carencia del mundo a mi alrededor justifica el que yo esté dispuesto a perdonar. Mi relación con el mundo, convirtiéndole en el centro de mis metas e incluso de mi vida, obscurece mi verdadera función (en el Cielo: crear; aquí: perdonar). El plan del ego parece haber funcionado muy bien.

El sistema de pensamiento del Curso es bastante poco habitual y extremo. Como dice más tarde en el Libro de Ejercicios, la enseñanza del Curso es que: “El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios” (L.pII.3.2:1). No fue creado por Dios sino fabricado por el ego para abandonar a Dios, tomando una forma física para ocultar nuestra realidad espiritual.

Me resulta difícil aceptar esta comprensión: no estoy solo (separado). El Curso se da cuenta de que ésta es una idea difícil. Pero cuando empiezo a darme cuenta del modo en que mi mente funciona, se hace más fácil de aceptar, porque empiezo a darme cuenta de la manera en que mi mente utiliza al mundo y usa todo lo que veo con los ojos para mantener la ilusión de separación. A medida que me inclino hacia el perdón, también descubro que algo en mi mente se resiste con uñas y dientes, intentando justificar mi negativa a perdonar, intentando que me olvide del perdón por completo. Y empiezo a reconocer que lo que el Curso está diciendo aquí tiene una curiosa semejanza con lo que está sucediendo dentro de mi mente. Entonces, quizá lo que dice es verdad, una verdad que yo me resisto a aceptar, pero que parece confirmada por mi propia experiencia.

Sin embargo, el Espíritu Santo tiene otro propósito para todo en este mundo. “Para el Espíritu Santo el mundo es un lugar en el que aprendes a perdonarte a ti mismo lo que consideras son tus pecados” (2:3). Eso es lo que hacemos cuando perdonamos a “otros”.  Cumplir tu función es lo que te hace feliz (¡Yo puedo dar testimonio de ello!).

Es interesante la relación entre perdón y felicidad. Si piensas en ello por un momento, te darás cuenta de que cuando te niegas a perdonar, te sientes fatal. Por ejemplo decir: “No me siento feliz por el modo en que te comportas en nuestra relación” es lo mismo que decir; “Te he juzgado y fallas en algo”. Perdonar a alguien es ser feliz con él. Perdonar significa abandonar tus excusas para ser desgraciado” Cuando perdonas, “la felicidad se vuelve inevitable” (4:2). Y “no hay otra manera” (4:3). El no perdonar es precisamente una elección de continuar siendo desgraciado, sin el perdón no puedes ser verdaderamente feliz. Ése es el razonamiento de esta afirmación: “Por lo tanto, cada vez que eliges entre desempeñar o no tu función, estás en realidad eligiendo entre ser feliz o no serlo” (4:4).

Luego la lección sigue y señala que cada decisión que tomamos en un día puede resumirse a esta simple elección: ¿Quiero ser feliz o desgraciado? Cuando puedas empezar a ver desde esta perspectiva tus decisiones en la vida, la elección es muy sencilla. ¿Quién elegiría a sabiendas ser desgraciado? Cuando empieces a darte cuenta de que eso es lo que estás eligiendo, empiezas a entender por qué el Curso se refiere a nosotros como “dementes”.

“No dejes que me olvide de mi función.
No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía
Déjame perdonar y ser feliz”. (6:2-4)

Intentemos acordarnos de hacer la práctica hoy. (Tengo que confesar que he estado escatimando la práctica).  Una cosa en la que hay que fijarse es en la sesión de práctica de diez a quince minutos que se pide hoy, eso es algo nuevo. Intenta hacerle un hueco.


---------------------------------

sábado, 4 de marzo de 2023

UN CURSO DE MILAGROS. 4 de Marzo. LECCIÓN 63


LECCIÓN 63

La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.

1. ¡Cuán santo eres tú que tienes el poder de brindar paz a todas las mentes! 2¡Cuán bendito eres que puedes aprender a reconocer los medios por lo que esto se puede lograr a través de ti! 3¿Qué otro propósito podrías tener que pudiese brindarte mayor felici­dad?

2. Ciertamente eres la luz del mundo con semejante función. 2El Hijo de Dios apela a ti para su redención. 3En tus manos está poder concedérsela porque te pertenece. 4No aceptes en su lugar ningún propósito trivial ni ningún deseo insensato; o te olvidarás de tu función y dejarás al Hijo de Dios en el infierno. 5No se te está haciendo una petición vana. 6Se te está pidiendo que aceptes la salvación, para que así la puedas dar.

3. Puesto que reconocemos la importancia de esta función, esta­remos más que dispuestos a recordarla tan a menudo como nos sea posible a lo largo del día. 2Empezaremos el día reconociendo nuestra función y lo concluiremos pensando en ella. 3Repetire­mos lo siguiente tantas veces como nos sea posible en el trans­curso del día:

4La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.
5Yo soy el instrumento que Dios ha designado para la salvación del mundo.

4. Si cierras los ojos probablemente te resultará más fácil dejar que acudan a tu mente pensamientos afines, durante el minuto o dos que debes dedicar a reflexionar sobre esto. 2No obstante, no esperes a que se presente tal oportunidad. 3No se debe perder ni una sola ocasión para reforzar la idea de hoy. 4Recuerda que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. 5¿Y quién sino tu Ser es el Hijo de Dios?


AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo

------------------------------------------

Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson


INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA 

LECCIÓN  63   -   4  MARZO

“La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes
a través de mi perdón”

Propósito: Ponerte en contacto con el poder de llevar paz a todo el mundo, reconocer los medios con los que puedes hacerlo, y experimentar la felicidad que proviene de ello.

Ejercicio: Tan a menudo como puedas (sugerencia: cada hora, a la hora en punto), durante uno o dos minutos.

  • Dite a ti mismo: “La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón. Yo soy el instrumento que Dios ha designado para la salvación del mundo”.
  • Luego usa la práctica que has estado haciendo últimamente: Piensa en las afirmaciones y deja que vengan pensamientos relacionados. Si tu mente se distrae, repite la idea.

Observaciones: Las observaciones sobre cerrar los ojos se mantienen para todas las sesiones de práctica más cortas en el Libro de Ejercicios (excepto las de los ojos abiertos). La razón es sencilla. Por una parte, te beneficiarás más si cierras los ojos, porque te permitirá mayor atención. Por otra parte, si esperas hasta que la situación te permita cerrar los ojos, eso perjudicará a la frecuencia de tu práctica. Así que, cierra los ojos si la situación lo permite; si no, hazla con los ojos abiertos.

Al igual que ayer se nos dice que seamos felices para practicar por la mañana, por la noche y durante el día. Esto se debe a que esta práctica nos pondrá en contacto con nuestra función, y nuestra función es la fuente de nuestra felicidad. Al igual que en la Lección 61, las sesiones de práctica al comienzo y al final del día puedes alargarlas si quieres.

Comentario

¿Has recibido alguna vez el verdadero perdón? No hay nada tan liberador, nada que alivie tanto la mente como ser perdonado de verdad. Si creo que puedo haber ofendido a alguien o causado algún daño con lo que he dicho o hecho, y me responden con verdadero perdón y me ven incluso mejor que lo que yo me veo a mí mismo, eso le da una paz increíble a mi mente. Eso alivia las punzadas de mi culpa. Hay una sensación de amor hacia la otra persona, una alegría de que nuestra relación no se ha dañado sino quizá mejorado.

Tú y yo tenemos el poder de llevar esa paz a todas las mentes. Ésa es nuestra función Podemos permitir que esto se logre a través de nosotros (1:2). ¡Qué propósito más maravilloso le da esto a nuestra vida: llevar paz a todas las mentes a través de nuestro perdón! Podemos liberar a todos a nuestro alrededor del infierno de su propia culpa.

“No aceptes en su lugar ningún propósito trivial ni ningún deseo insensato, o te olvidarás de tu función y dejarás al Hijo de Dios en el infierno” (2:4). Cuando aceptamos un propósito menor, inevitablemente olvidamos el principal. Por ejemplo, podemos estar intentando hacer que alguien actúe de un modo que nos guste, para nuestro propio placer personal. Podemos tener expectativas acerca de lo que alguien debería hacer o decir. Estos propósitos menores pueden hacer que nos olvidemos por completo de nuestra verdadera función de perdonar, y echarle más culpa a la persona cuando no satisface nuestras expectativas.

Necesitamos practicar esta idea cuidadosamente, tan a menudo como podamos, para reforzarla en nuestra mente: “Yo soy el instrumento que Dios ha designado para la salvación del mundo” (3:5). El perdón fluye a través de mí y le lleva paz a todas las mentes con las que me encuentro hoy, ¡que recuerde no impedir que fluya!

---------------------------------

viernes, 3 de marzo de 2023

UN CURSO DE MILAGROS. 3 de Marzo. LECCIÓN 62


LECCIÓN 62

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.

1. Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. 2Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. 3El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. 4Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. 5En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.

2. Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma. 2Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti mismo. 3Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu Identidad atacando a la creación y a su Creador. 4Ahora estás aprendiendo a recordar la verdad. 5Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensa­mientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos de muerte.

3. Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti. 2¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? 3Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. 4Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor. 5Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.

4. Regocijémonos de poder comenzar y concluir este día practi­cando la idea de hoy, y de usarla tan frecuentemente como nos sea posible en el transcurso del día. 2Ello te ayudará a que pases un día tan feliz como Dios Mismo quiere que tú seas. 3Y ayudará a aquellos que te rodean, así como a aquellos que parecen encon­trarse lejos en el espacio y en el tiempo, a compartir esta felicidad contigo.

5. Tan a menudo como puedas hoy, con los ojos cerrados a ser posible, repite para tus adentros:

2Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
3Cumpliré mi función para así poder ser feliz.

4Dedica entonces uno o dos minutos a reflexionar sobre tu fun­ción, y la felicidad y liberación que te brindará. 5Deja que pensa­mientos afines acudan a ti libremente, pues tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu mente se encuentra la conciencia de que son verdad. 6Si te distraes, repite la idea y añade:

7Deseo recordar esto porque quiero ser feliz.


AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-62-audios-mp3_rf_3907746_1.html

------------------------------------------

Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson


INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA 

LECCIÓN  62   -   3  MARZO

“Perdonar es mi función por ser la luz del mundo”


Ejercicio: Tan a menudo como puedas (sugerencia: cada hora, a la hora en punto), durante uno o dos minutos.

  • Dite a ti mismo (con los ojos cerrados si la situación lo permite): “Perdonar es mi función por ser la luz del mundo. Cumpliré mi función para así poder ser feliz”.
  • Luego usa la práctica que has estado haciendo últimamente: Piensa en las afirmaciones (en este caso, alargándote concretamente en la felicidad que tu función te proporciona). Deja que vengan pensamientos relacionados. Si tu mente se distrae, repite la idea y añade: “deseo recordar esto porque quiero ser feliz”. Este pensamiento añadido  motivará a tu mente a que regrese y mantenga la atención.

Observaciones: Fíjate en la gran importancia que se da a tener un día feliz. Por esa razón hacemos las prácticas, nos ayudarán a que nuestro día sea feliz. También traerá felicidad a las personas a nuestro alrededor, ¡incluso a personas de tiempos y lugares lejanos! No es ésta una práctica egoísta.

Fíjate también en que esta lección menciona la fórmula del Libro de Ejercicios de practicar por la mañana, por la noche, y durante el día (4:1). Como ayer, podemos suponer hoy que podemos alargar las prácticas de la mañana y de la noche si queremos.

Finalmente, date cuenta de por qué pueden salir libremente pensamientos relacionados: porque “tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu mente se encuentra la conciencia de que son verdad” (4:5). En otras palabras, los pensamientos relacionados vienen de un pozo profundo en nuestra mente, en el que ya entendemos estas ideas. Ellas sacan la sabiduría de ese pozo a la superficie y las hacen nuestras.

Comentario

¿Qué hace la luz del mundo? Perdona. Por ser la luz del mundo, mi función no es enseñar nuevas ideas a la gente, ni corregir sus errores, ni ser el caballero de la brillante armadura (rescatar a otros). Mi función es simplemente perdonarles.

El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. (1:3-4)

El perdón no sólo trae luz a las mentes de aquellos que están a mi alrededor, también me permite recordar la luz en mí mismo, me recuerda la verdad acerca de mí. El perdón es lo que me salva. Hacer aquello por lo que estoy aquí me recuerda lo que yo soy verdaderamente.

¿Por qué? Porque “las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma” (2:1). Si veo la ilusión de pecado en un hermano, estoy realmente viendo mis propias ilusiones acerca de mí. Cuando perdono a ese hermano, me estoy perdonando a mí mismo, estoy viendo más allá de la ilusión que ha oscurecido la verdad tanto acerca de él como de mí. Cuando los pensamientos de ataque se substituyen con pensamientos de perdón, sustituyo la muerte con la vida.

El perdón es el medio que el Curso establece como tu camino para escapar del infierno, porque el infierno en el que estamos se hizo con nuestros juicios y pensamientos de ataque. Perdonar invita al Cristo en mí, mientras que atacar invita a mi propia debilidad. Al invitar al Cristo en mí, Cristo se da a conocer, y empiezo a reconocer a Cristo como mi verdadero Ser. El perdón reinstaura en tu conciencia “la  invulnerabilidad y el poder que Dios le dio a Su Hijo” (3:5).

¿Dónde es necesario el perdón? No sólo en lo que pensamos que son cosas importantes: traición, engaño, o intento claro de hacer daño. Cualquier pensamiento en mi mente que me separe de otro y me haga diferente es un pensamiento de ataque, y necesita ser reemplazado con el perdón. Cualquier pensamiento que menosprecie a otra persona, la rebaje, la vea como “menos que”, la considere menos merecedora de amor por alguna razón, la aparte, la mire con disgusto, me vea a mí mismo ganando a costa de que ella pierda, le desee daño o pérdida de algún modo, o dude del amor en su corazón, es un pensamiento de ataque y necesita ser reemplazado con el perdón.

Ésa es mi función, hoy y todos los días. Que libere al mundo del aprisionamiento en el que lo he puesto. Que retire los juicios que he hecho acerca de él, y que así vuelva a descubrir la milagrosa verdad de mi propia naturaleza divina al estar dispuesto a verla en todos los que me rodean.  


---------------------------------