viernes, 25 de noviembre de 2016

Mira en el espejo... ¿qué ves?

UN CURSO DE MILAGROS. 25 de Noviembre. LECCIÓN 329

LECCIÓN 329


He elegido ya lo que Tu Voluntad dispone.

1. Padre, pensé que me había apartado de Tu Voluntad, que la había desafiado, que había violado sus leyes y que había interpuesto otra volun­tad más poderosa que la Tuya. 2En realidad, no obstante, no soy otra cosa que una extensión de Tu Voluntad que se extiende continuamente. 3Eso es lo que soy, y ello jamás ha de cambiar. 4Así como Tú eres Uno, yo soy uno Contigo. 5Eso fue lo que elegí en mi creación, en la que mi voluntad se hizo eternamente una con la Tuya. 6Esa decisión se tomó para siempre. 7No puede cambiar ni oponerse a sí misma. 8Padre, mi voluntad es la Tuya. 9Estoy a salvo, tranquilo y sereno, y gozo de una dicha intermina­ble porque así lo dispone Tu Voluntad.

2. Hoy aceptaremos la unión que existe entre nosotros, y entre nosotros y nuestra Fuente. 2No tenemos otra voluntad que la Suya y todos somos uno porque todos compartimos Su Voluntad. 3A través de Ella reconocemos que somos uno solo. 4A través de Ella encontramos por fin el camino que nos conduce a Dios.


11. ¿Qué es la creación?

1. La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. 2Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. 3Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no existiese. 4Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado sufra merma alguna. 5Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado.

2. Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador. 2Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 3Y así, Su Hijo participa en la creación, y, por lo tanto, no puede sino com­partir con su Padre el poder de crear. 4Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo.

3. La creación es lo opuesto a todas las ilusiones porque es la ver­dad. 2La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la creación Su Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte contenga la Totalidad. 3La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda mancillar en modo alguno su impecabilidad.

4. Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. 2Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él. 3Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, 4pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos comparten Su certeza. 5El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador. 6Que nuestra función sea únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su Voluntad se haga en la tierra, así como que se nos restituya nuestra cordura y ser solamente tal como Dios nos creó.


5. Nuestro Padre nos llama. 2Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya san­tidad Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros.


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Ayuda para las lecciones:

de  Robert Perry  y Allen Watson

INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA 


LECCIÓN 329 -  25  NOVIEMBRE

He elegido ya lo que Tu Voluntad dispone


Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.

  • Lee la lección.
  • Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
  • Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.

Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.

Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.

Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.

  • Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
  • Piensa en ella durante un rato.

Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.

Comentario

Para nosotros es difícil darnos cuenta de que ya hemos elegido la Voluntad de Dios. Elegir Su Voluntad es el único modo de encontrar nuestra verdadera libertad (lección de ayer), y ya hemos hecho esa elección. Podemos pensar que nos hemos alejado de la Voluntad de Dios, que la hemos desobedecido, y que hemos violado Sus leyes (1:1), pero no lo hemos hecho. No podemos. Porque somos “una extensión de Su Voluntad que se extiende continuamente” (1:2-3).

¿Cuándo tomamos esta decisión de la que parece que no somos conscientes? En el mismo instante de nuestra creación (1:5). Dios nos creó extendiendo Su Voluntad, cuando fuimos creados éramos la extensión de Su Voluntad. Nuestra decisión ya se tomó, y “se tomó para siempre” (1:6). No podemos cambiarla. Podemos inventar una ilusión en la que parece que tenemos una voluntad separada de la de Dios, pero no podemos hacerla real. Si lo que hacemos contradice la Voluntad de Dios, todo lo que podemos hacer es ilusorio.

Este hecho es nuestra seguridad. También es nuestra salvación, pues significa que no hemos hecho lo que hemos pensado que hemos hecho, no hemos desafiado la Voluntad de Dios, únicamente nos lo hemos imaginado, únicamente lo hemos soñado. La unidad de Dios y de Su creación sigue en perfecto estado, y es esto lo que celebramos hoy.


¿Qué es la creación? (Parte 9)

L.pII.11.5:1

Nuestro Padre nos llama. (5:1)

“Padre”es igual a “Creador”, Quien nos dio el ser. Quizá, después de este tiempo pensando en lo que es la creación, la palabra “Padre” tiene un poco más de significado para nosotros. Nuestro Padre es Quien nos pensó y nos dio existencia. “Sólo el Amor crea” (1:2), y por eso nuestro Padre es el Amor Mismo, Que nos ha creado como Él Mismo. Él deseó añadir Amor a través de Su extensión, y así de este deseo fuimos creados, para permanecer para siempre en Su santa Voluntad.

¡Ese deseo inmortal de Dios todavía continúa! Con todo ese deseo infinito de Su Voluntad, Él nos llama para que seamos lo que Él creó que fuésemos: la extensión de Su Amor, creando tal como Él lo hace: extendiendo amor, siempre uno con Su santa Voluntad, compartiéndola, glorificándola, irradiándola por cada poro de nuestro ser. El Amor de Dios permanece con nosotros. Nuestra mente Le recuerda, recuerda nuestra función. Desde dentro de nuestra mente Él nos llama, acercándonos con Su Amor a ser el mismo Amor que nos acerca.

Él es nuestro Padre, nuestro Creador. No podemos escapar del hecho de lo que somos. “Soy tal como Dios me creó” (L.110). Él nos llama continuamente, constantemente, con paciencia, sin cesar, y hasta que dejemos nuestro loco intento de ser “algo más”, algo distinto al Amor, y respondamos a Su llamada, sólo podemos retrasar nuestra felicidad y nuestra dicha.