sábado, 23 de noviembre de 2019

UN CURSO DE MILAGROS. 23 de Noviembre. LECCIÓN 327

LECCIÓN 327
No necesito más que llamar y Tú me contestarás

1. No se me pide que acepte la salvación sobre la base de una fe ciega. 2Pues Dios ha prometido que oirá mi llamada y que Él Mismo me contestará. 3Déjame aprender mediante mi experien­cia que esto es verdad, y es indudable que llegaré tener fe en Él. 4Esa es la fe que no se quebranta y que me llevará cada vez más lejos por la senda que conduce hasta Él. 5Pues así estaré seguro de que Él no me ha abandonado, de que aún me ama y de que sólo espera a que yo lo llame para proporcionarme toda la ayuda que necesite para poder llegar a Él.

2. Padre, te doy las gracias porque sólo con que ponga a prueba Tus promesas jamás tendré la experiencia de que no se cumplen. 2Permíta­seme, por lo tanto, ponerlas a prueba en vez de juzgarlas. 3Tú eres Tu Palabra. 4Tú provees los medios a través de los cuales arriba la convic­ción, haciendo así que por fin estemos seguros de Tu eterno Amor.

AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-327-audios-mp3_rf_9409172_1.html


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INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA 

Ayuda para las lecciones:
de  Robert Perry  y Allen Watson

LECCIÓN 327  -   23 NOVIEMBRE

“He de ser por siempre un Efecto de Dios

Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.

  • Lee la lección.
  • Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
  • Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.

Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.

Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.

Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.

  • Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
  • Piensa en ella durante un rato.

Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.


Comentario

Esto me recuerda a un versículo de la Biblia, libro de Jeremías (33:3), en el Antiguo Testamento: “Llámame y Yo te contestaré”.

El pensamiento de la lección parece ser: “Éstas son las promesas de Dios. Ponlas a prueba y comprueba por ti mismo que Él las dice de corazón”. La lección nos dice que podemos “aprender mediante la experien­cia que esto es verdad” (1:3). Sugiere que tomemos las promesas y las pongamos “a prueba” (2:1).

Mi confianza en el Curso ha aumentado con los años y continúa aumentando al continuar probando sus promesas. Nos da instrucciones muy claras para el Libro de Ejercicios, y promete que cambiará nuestra manera de pensar acerca de todos y de todo en el mundo. Promete paz mental. Promete la liberación de la culpa. Y lo que estoy descubriendo es que, cuando hago un sincero esfuerzo en HACER lo que me dice que haga, siento lo que dice que sentiré. Resumiendo: funciona.

Podemos sentarnos y juzgar lo que dice el Curso hasta ponernos morados, podemos discutir si El Curso cumplirá o no lo que dice, y no aprenderemos nada. Pero si lo hacemos, si lo probamos, si practicamos lo que dice que hagamos, ciertamente descubriremos que realmente funciona, y nuestra seguridad en su verdad será total y absoluta.


¿Qué es la creación? (Parte 7)

L.pII.11.4:1-3

Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. (4:1)

Existimos. Ya que todo lo que existe es creación de Dios, y la creación es el Hijo de Dios (3:2), tenemos que ser la creación de Dios. Tenemos que ser aspectos de la Totalidad, “Hijos” que son aspectos del Hijo.

“Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él” (4:2). Toda nuestra experiencia en este mundo nos ha enseñado que estamos separados, que somos seres separados, distintos unos de otros y sin ninguna conexión. Somos conscientes de nuestra parte y dejamos aparte nuestra Totalidad, “nuestra eterna unidad con Él”. Sin embargo, sólo “parece” que somos seres separados, en realidad no lo somos. Nuestra lucha con el Curso, nuestra lucha con toda espiritualidad verdadera, es la lucha de la locura intentando conservar esta sensación de separación completamente ilusoria. Estamos intentando convertir en “parte” la única verdad acerca de nosotros al dejar fuera la consciencia de la Totalidad. Y al hacerlo, nos aislamos a nosotros mismos de nuestro Ser.

Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza” (4:3). Dudamos de la Totalidad porque hemos inventado circunstancias (todo este mundo) en el que la “parte” parece ser la única realidad. Tenemos miedo de la Totalidad porque parece amenazar nuestra parte. (En realidad no es así, porque en la Totalidad hay una especie de parte, pero es una parte en la que cada una contiene a la Totalidad, en lugar de dejarla fuera). A pesar de esta locura de identificarnos sólo con la parte, seguimos siendo la Totalidad. La Totalidad sigue sin haber cambiado. No puede ser dividida ni dañada en ningún modo. Por eso, la Totalidad todavía existe y todavía nos llama.

No importa lo fuerte que sea la ilusión de la separación, en cada parte sigue estando la Totalidad. Y la Totalidad, nuestro verdadero Ser, sigue estando seguro de Sí Mismo. Es sólo la parte la que duda y tiene miedo, imaginándose falsamente separada de la Totalidad. Lo que soy, y lo que tú eres (que es Lo Mismo) se conoce a Sí Mismo con un conocimiento lleno de seguridad. Ésa seguridad que está en nuestra Totalidad es con lo que estamos intentando ponernos en contacto. El recuerdo de Dios y de lo que somos está dentro de nosotros, en la Totalidad que hemos negado y dejado aparte en nuestro loco intento de ser partes separadas. Al conectarnos unos con otros nos conectamos con esa Totalidad, y al hacerlo, recordamos a Dios.

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