LECCIÓN 204
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (184) El Nombre de Dios es mi herencia.
2El
Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del
tiempo; que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las
ilusiones enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-204-audios-mp3_rf_4852600_1.html
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 204 - 23 JULIO
“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”
(184) “El Nombre de Dios es mi herencia”
“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”
SEXTO REPASO. INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Propósito: Repasar
cuidadosamente las últimas 20 lecciones, cada una de las cuales
contiene todo el plan de estudios en su totalidad y, por lo tanto, es
suficiente para la salvación, si se entiende, se practica, se acepta y
se aplica sin excepción.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: por lo menos quince minutos.
- Repite: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
- Cierra los ojos y abandona todo lo que abarrota tu mente, olvídate de todo lo que crees saber. Dedícale el tiempo al Espíritu Santo, tu Maestro. Si te das cuenta de algún pensamiento de distracción, de inmediato niega que seas su presa, asegurándole a tu mente que ya no lo quieres más. Luego abandónalo y sustitúyelo con la idea del día. Di: “No quiero este pensamiento. El que quiero es ________” (la idea del día).
Observaciones: Estamos intentando ir más allá de las formas especiales de práctica porque lo que estamos intentando es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios, que es nuestro objetivo.
Recordatorios cada hora: Repite: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
Respuesta a la tentación: No dejes
pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. Si adviertes
alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente
que no es eso lo que quiere. Luego descarta tranquilamente el
pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la
idea con la que estés practicando ese día, diciendo: “No quiero este pensamiento. El que quiero es ________” (la idea del día).
COMENTARIOS SOBRE LA PRÁCTICA
- Intentamos abandonar las palabras.
- Intentamos abandonar las formas especiales de practicar.
Para las sesiones de práctica más largas nuestras únicas instrucciones son:
- Vaciar nuestra mente de todo lo que la abarrota y olvidar todo lo que pensábamos que sabíamos.
- Entregamos nuestras sesiones de práctica al Espíritu Santo, Quien nos enseñará qué pensar, decir y hacer, y Quien guiará nuestras sesiones de práctica.
Hay dos excepciones a esta falta de estructura:
- Se nos dice que no dejemos pasar ningún pensamiento vano o distraído sin respuesta durante nuestro tiempo de quietud.
- Se nos dan unos pocos pensamientos concretos (unas pocas líneas) para la lección de cada día, para que nos ayuden en nuestra práctica.
Comentario
Si
llevo el Nombre de Dios, soy Su Hijo. Tengo la herencia de la familia
de Dios, ¡y qué herencia! No soy hijo de moléculas de ADN al azar. No
soy el resultado de la supervivencia de los más aptos en una batalla
feroz por dominar en la vida. No soy el resultado de mi familia humana,
de mi educación, de mis estudios, de mis fracasos, ni de mi
civilización. Lo que soy lo he heredado de Dios Mismo.
Como
Hijo de Dios, “no soy esclavo del tiempo” (1:2). No estoy limitado al
corto tiempo de la vida de mi cuerpo en la tierra. No necesito muchos
años de progreso para alcanzar mi herencia, ya es mía ahora. Tampoco soy
el resultado de mi pasado. No tengo que temer al futuro. Estoy libre de
todas las limitaciones que el tiempo pueda intentar imponerme.
“No
estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones
enfermizas” (1:2). Las leyes del tiempo, del espacio, de la economía, de
la salud y de la nutrición, no me gobierna ninguna ley que piense que
es fija y que no puede evitarse aquí. Soy Hijo de Dios. Soy espíritu.
Soy “eternamente uno con Él” (1:2).
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