LECCIÓN 211
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (191) Soy el santo Hijo de Dios Mismo.
2En silencio y con verdadera humildad busco la gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-211-audios-mp3_rf_4920600_1.html
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Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 211 - 30 JULIO
“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”
(191) “Soy el santo Hijo de Dios Mismo”
“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”
SEXTO REPASO. INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Propósito: Repasar
cuidadosamente las últimas 20 lecciones, cada una de las cuales
contiene todo el plan de estudios en su totalidad y, por lo tanto, es
suficiente para la salvación, si se entiende, se practica, se acepta y
se aplica sin excepción.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: por lo menos quince minutos.
- Repite: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
- Cierra los ojos y abandona todo lo que abarrota tu mente, olvídate de todo lo que crees saber. Dedícale el tiempo al Espíritu Santo, tu Maestro. Si te das cuenta de algún pensamiento de distracción, de inmediato niega que seas su presa, asegurándole a tu mente que ya no lo quieres más. Luego abandónalo y sustitúyelo con la idea del día. Di: “No quiero este pensamiento. El que quiero es ________” (la idea del día).
Observaciones: Estamos intentando ir más allá de las formas especiales de práctica porque lo que estamos intentando es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios, que es nuestro objetivo.
Recordatorios cada hora: Repite: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
Respuesta a la tentación: No dejes
pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. Si adviertes
alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente
que no es eso lo que quiere. Luego descarta tranquilamente el
pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la
idea con la que estés practicando ese día, diciendo: “No quiero este pensamiento. El que quiero es ________” (la idea del día).
COMENTARIOS SOBRE LA PRÁCTICA
- Intentamos abandonar las palabras.
- Intentamos abandonar las formas especiales de practicar.
Para las sesiones de práctica más largas nuestras únicas instrucciones son:
- Vaciar nuestra mente de todo lo que la abarrota y olvidar todo lo que pensábamos que sabíamos.
- Entregamos nuestras sesiones de práctica al Espíritu Santo, Quien nos enseñará qué pensar, decir y hacer, y Quien guiará nuestras sesiones de práctica.
Hay dos excepciones a esta falta de estructura:
- Se nos dice que no dejemos pasar ningún pensamiento vano o distraído sin respuesta durante nuestro tiempo de quietud.
- Se nos dan unos pocos pensamientos concretos (unas pocas líneas) para la lección de cada día, para que nos ayuden en nuestra práctica.
Comentario
Buscar
la gloria de Dios en mi Ser, eso suena un poco pretencioso. Sin
embargo, la lección dice que busquemos esta gloria “con verdadera
humildad”. Por supuesto, el Curso está hablando de el Ser, y no de mi ser.
“Pero no nos referimos aquí al interés propio del ser del que el mundo
habla” (M.4.VII.2:2). Cuando alguien dice: “La gloria de Dios está en
mí” o “Soy el santo Hijo de Dios Mismo”, hay una gran diferencia según a
que “mí” o “yo” se refiere. Si es el ser que creo que existe separado
de los billones de otros seres de este mundo, no estamos hablando de la
verdad. Estamos siendo pretenciosos. Si se refiere al Ser que es
compartido por todos esos billones, el Ser del que mi pequeña
consciencia es sólo un trozo, es la Verdad que me hace libre.
La
gloria de Dios no está en el pequeño ser, sino que mora en el Ser. Y
contemplar esa gloria “en el Hijo que Él creó como mi Ser” no lleva a
falsas ilusiones de grandiosidad, sino a la verdadera grandeza, a la
grandeza que se percibe y se comparte al instante con todas las cosas
vivientes. No existe una posición mía por encima de otros, pues la
gloria en ellos es la mía propia.
Estas
lecciones finales del repaso, antes de la Segunda Parte del Libro de
Ejercicios, se refieren mucho a cosas como el silencio, y contemplar la
gloria de Dios. En estos momentos de práctica, busquemos abrirnos a esa
clase de experiencia, a un ver que no es con los ojos, a una consciencia
de la realidad de nuestro Ser, el Hijo de Dios. Que mis insignificantes
pensamientos se acallen, y que yo oiga la Voz de Dios hablando dentro
de mí, hablando a mi ser de mi Ser, atrayéndome a regresar en armonía
con ese inmenso Ser al que yo pertenezco, reuniendo juntos los aparentes
trozos de la Filiación en una Totalidad armoniosa. Ciertamente, soy tal
como Dios me creó. No un simple cuerpo, ni limitado por el cuerpo, ni
caracterizado por el cuerpo, sino “libre de toda limitación, a salvo,
sano y pleno” (L.97.7:2). Soy lo que Dios creó, el santo Hijo de Dios
Mismo.
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