LECCIÓN 238
La salvación depende de mi decisión.
1. Padre, Tu confianza en mí ha sido tan grande que debo ser digno de ella. 2Tú me creaste y me conoces tal como soy. 3Y aun así, pusiste en mis manos la salvación de Tu Hijo y dejaste que dependiera de mi decisión. 4¡Cuán grande debe ser Tu amor por mí! 5Y mi
santidad debe ser asimismo inexpugnable para que hayas puesto a Tu Hijo
en mis manos con la certeza de que Aquel que es parte de Ti, y también
de mí, puesto que es mi Ser, está a salvo.
2. Y así, hoy volvemos a hacer otra pausa para pensar en lo mucho que nos ama nuestro Padre. 2Y cuán querido sigue siendo para Él Su Hijo, quien fue creado por Su Amor y en quien el Amor de Su Padre alcanza su plenitud.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-238-audios-mp3_rf_5310470_1.html
2. ¿Qué es la salvación?
1. La salvación es la promesa que Dios te hizo de que finalmente encontrarás el camino que conduce a Él. 2Y Él no puede dejar de cumplirla. 3Garantiza que al tiempo le llegará su fin, al igual que a todos los pensamientos que se originaron en él. 4La
Palabra de Dios se le concede a toda mente que cree tener pensamientos
separados, a fin de reemplazar, esos pensamientos de conflicto con el
Pensamiento de la paz.
2. El Pensamiento de la paz le fue dado al Hijo en el mismo instante en que su mente concibió el pensamiento de la guerra. 2Antes de eso no había necesidad de ese Pensamiento, pues la paz se había otorgado sin opuestos y simplemente era. 3Una mente dividida, no obstante, tiene necesidad de curación. 4Y
así, el Pensamiento que tiene el poder de subsanar la división pasó a
formar parte de cada fragmento de la mente que seguía siendo una, pero
no reconocía su unidad. 5Al no conocerse a sí misma, pensó que había perdido su Identidad.
3. La salvación es un des-hacer en el sentido de que no hace nada, al no apoyar el mundo de sueños y de malicia. 2De esta manera, las ilusiones desaparecen. 3Al no prestarles apoyo, deja que simplemente se conviertan en polvo. 4Y lo
que ocultaban queda ahora revelado: un altar al santo Nombre de Dios
donde Su Palabra está escrita, con las ofrendas de tu perdón depositadas
ante él, y tras ellas, no mucho más allá, el recuerdo de Dios.
4. Acudamos diariamente a este santo lugar y pasemos un rato juntos. 2Ahí compartimos nuestro sueño final. 3Es éste un sueño en el que no hay pesares, pues contiene un atisbo de toda la gloria que Dios nos ha dado. 4En él se ve brotar la hierba, los árboles florecer y los pájaros hacer sus nidos en su ramaje. 5La tierra nace de nuevo desde una nueva perspectiva. 6La noche ya pasó, y ahora nos hemos unido en la luz.
5. Desde ahí le extendemos la salvación al mundo, pues ahí fue donde la recibimos. 2El himno que llenos de júbilo entonamos le proclama al mundo que la libertad
ha retornado, que al tiempo casi le ha llegado su fin y que el Hijo de
Dios tan sólo tiene que esperar un instante antes de que su Padre sea
recordado, los sueños hayan terminado, la eternidad haya disuelto al
mundo con su luz y el Cielo sea lo único que exista.
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INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 238 - 26 AGOSTO
“La salvación depende de mi decisión”
Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
- Lee la lección.
- Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
- Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.
Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.
Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.
Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.
- Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
- Piensa en ella durante un rato.
Observaciones generales: Ahora,
en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos,
empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del
Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una
gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final
del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado
cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita
para que Él venga a ti.
Comentario
En
la Lección 236 vi que sólo yo gobierno mi mente. Dios me creó libre
para elegir escuchar Su Voz, o no escucharla. Así pues, la salvación
depende de mi decisión. El mensaje de la lección de hoy es ése, y si
esto es verdad, Dios tiene que tener toda Su confianza en mí. A la
humanidad se la describe normalmente como débil, llena de dudas, o
completamente rebelde. Pecadores y no dignos de confianza en absoluto.
Pero si Dios puso en mis manos la salvación de Su Hijo y dejó que
dependiera de mi decisión (1:3), esa oscura imagen no puede ser la
verdad. Si yo no fuera de fiar, si la humanidad fuera tan poco fiable,
Dios nunca habría puesto tan enorme confianza en nosotros. Por lo
tanto, “debo ser digno” (1:1). ¡Cuán grande debe ser Tu amor por mí! Y
mi santidad debe ser asimismo inexpugnable para que hayas puesto a Tu
Hijo en mis manos con la certeza de que Aquel que es parte de Ti y
también de mí, puesto que es mi Ser, está a salvo (1:4-5). En resumen:
Si Dios confía en mí, yo debo merecerme esa confianza.
No
es únicamente mi salvación la que depende de mi decisión: “toda la
salvación” depende de ella, porque la Filiación es una. Si una parte
permanece separada y sola, la Filiación está incompleta. Sin embargo,
Dios ha “puesto a Su Hijo en mis manos con la certeza de que está a
salvo” (1:5). Si Dios está seguro de que el Hijo está seguro en mis
manos, Él debe saber algo acerca de mí que yo he olvidado. Él me conoce
tal como soy (1:2), y no como yo he llegado a creer que soy. La
confianza que Él muestra es sorprendente, porque el Hijo no sólo es Su
creación sino que además “es parte de” Él (1:5). Dios me ha confiado
parte de Su mismo Ser a mi cuidado con la confianza de que mi decisión
será: elegir unirme a Su Amor y a Su Voluntad libremente y por mi propia
voluntad. Él sabe que al final eso será lo que elegiré y que no puedo
elegir otra cosa, pues Él me creó como una extensión de Su propio Amor.
Que
hoy elija a menudo pensar en cuánto me ama Dios, cuánto ama a Su Hijo, y
como el Amor de Dios a Su Hijo está demostrado al confiar toda la
salvación a mi decisión. Que descanse seguro de que el resultado es tan
seguro como Dios. Que confíe en la confianza de Dios en mí.
¿Qué es la salvación? (Parte 8)
L.pII.2.4:2-5
Cuando
acudimos diariamente a este santo lugar, echamos una pequeña ojeada al
mundo real, “nuestro sueño final” (4:2). En el instante santo vemos con
la visión de Cristo, en la que no hay sufrimiento. Se nos permite tener
“un atisbo de toda la gloria que Dios nos ha dado” (4:3). El propósito
del Curso es que vengamos al lugar donde obtenemos esta visión y la
llevamos con nosotros siempre, el lugar donde nuestra mente cambia de
tal manera que vemos sólo el mundo real, y vivimos la vida como un
instante santo continuo y eterno. Ese momento puede parecer muy lejos de
mí, pero está mucho más cerca de lo que creo, y en el instante santo lo
siento como ahora. Venir repetidamente al instante santo,
sumergir nuestra mente en la visión del mundo real, es la manera en que
este mundo se convierte en la única realidad para nosotros, el sueño
final antes de despertar.
En
este sueño feliz, “La tierra nace de nuevo desde una nueva perspectiva”
(4:5). Las imágenes de brotar la hierba, los árboles florecer y los
pájaros hacer sus nidos en su ramaje, nos hablan de la primavera, del
renacer después de un largo invierno. Las imágenes representan la nueva
visión del mundo, en el que nuestra oscuridad espiritual ha
desaparecido, y todas las cosas vivas están unidas en la luz de Dios.
Ahora pasamos de largo las ilusiones, más allá de ellas con paso más
firme y más seguro, una visión de eterna santidad y de paz. Vemos y
respondemos a “la necesidad de cada corazón, al llamamiento de cada
mente, a la esperanza que se encuentra más allá de toda desesperación,
al amor que el ataque quisiera ocultar y a la hermandad que el odio ha
intentado quebrantar, pero que aún sigue siendo tal como Dios la creó”
(L.185.14:1).
Aquí,
en la visión del mundo real, oímos “la llamada cuyo eco resuena más
allá de cada aparente invocación a la muerte, la llamada cuyo canto se
oye tras cada ataque asesino, suplicando que el amor restaure el mundo
moribundo” (T.31.I.10:3). Vemos que el único propósito del mundo es el
perdón. “¡Qué bello es el mundo cuyo propósito es perdonar al Hijo de
Dios!” (T.29.VI.6:1).
¡Qué
bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un mundo que tanta
necesidad tiene de la redención que tu inocencia vierte sobre él!
(T.23.In.6:5)
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