LECCIÓN 259
Que recuerde que el pecado no existe
1. El pecado es el único pensamiento que hace que el objetivo de alcanzar a Dios parezca irrealizable. 2¿Qué otra cosa podría impedirnos ver lo obvio, o hacer que lo que es extraño y distorsionado parezca más claro? 3¿Qué otra cosa sino el pecado nos incita al ataque? 4¿Qué otra cosa sino el pecado podría ser la fuente de la culpabilidad y exigir castigo y sufrimiento? 5¿Y qué otra cosa sino el pecado podría ser la fuente del miedo, al eclipsar la creación de Dios y conferirle al amor los atributos del miedo y del ataque?
2. Padre, hoy no quiero ser presa de la locura. 2No tendré miedo del amor ni buscaré refugio en suopuesto. 3Pues el amor no puede tener opuestos. 4Tú eres la Fuente de todo lo que existe. 5Y todo lo que existe sigue estando Contigo, así como Tú con ello.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-259-audios-mp3_rf_8397562_1.html
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INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 259 - 16 SEPTIEMBRE
“Que recuerde que el pecado no existe”
Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
- Lee la lección.
- Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
- Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.
Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.
Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.
Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.
- Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
- Piensa en ella durante un rato.
Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.
Comentario
El concepto de pecado incluye la idea de que lo que yo he hecho o pensado o dicho, ha alterado lo que yo soy de manera que no se puede reparar. Pensamos en el pecado no como una mancha de polvo sobre una superficie limpia, sino como una especie de podredumbre seca que se ha establecido en la estructura de nuestro ser.
Cuando Jesús dice que no existe el pecado, está diciendo que nuestras ideas están equivocadas. Nada de lo que hemos hecho ha alterado lo que somos de ninguna manera. La superficie sigue estando sin alterar, y puede limpiarse de manera sencilla. Estamos creados con una capa mental protectora sorprendente. Por debajo de las capas de suciedad, seguimos siendo el santo Hijo de Dios.
Si pensamos en el pecado como lo hacemos normalmente, el objetivo de alcanzar a Dios sigue siendo inalcanzable (1:1). Si lo vemos como Jesús lo ve, podemos ver que el objetivo ya se ha logrado, no es algo a alcanzar, sino algo para celebrar.
Cuando vemos el pecado en otro como podredumbre seca, nos sentimos justificados por nuestros ataques (1:3). Cuando lo vemos como manchas sobre la superficie, nuestro amor responde con un deseo de limpiar la superficie de la mente de nuestro hermano para que muestre la belleza escondida en la suciedad.
Todos somos conscientes de algunos patrones de hábitos de ataques a nosotros mismos. Todos ellos proceden de la sensación de que meremos castigo y sufrimiento porque somos culpables (1:4).No nos meremos la salud, la felicidad y la dicha continua. Pensamos que lo malo está en nosotros, en lugar de estar sobre nosotros.
Cuando hayamos aceptado completamente la verdad de nuestra inocencia, habremos abierto el camino a la abundancia y salud completas. El universo se levanta para apoyarnos, lo bueno fluye continuamente en nuestro camino, pero continuamente lo impedimos porque sin darnos cuenta de ello, pensamos que no nos lo merecemos. Todo esto surge de la creencia en el pecado.
El pecado nos hace tenerle miedo al amor (2:2). Tener miedo al amor es demencial, pero “el pecado es demencia” (L.pII.4.1:1). Si Dios es la Fuente de todo lo que existe, entonces todo lo que existe tiene que ser amor; no puede haber opuestos, ni miedo ni pecado (2:4-5). Recordar que no existe el pecado es aceptar nuestra propia perfecta inocencia, y la perfecta inocencia de todo lo que existe. Y todas las pruebas que vemos que muestran lo contrario es una ilusión inventada por nuestra propia mente.
¿Qué es el pecado? (Parte 9)
L.pII.4.5:1-4
Se nos pregunta: ¿Hasta cuándo vas a seguir jugando el juego infantil del pecado? Eso es todo lo que es, un juego tonto. No una cosa horrorosa y terrible, simplemente mentes poco maduras jugando “juegos peligrosos” (5:2). Pienso que no es coincidencia que en el famoso capítulo bíblico sobre el amor, I Corintios 13, el apóstol Pablo habla de que cuando somos niños, hablamos como niños y actuamos como niños, pero cuando hemos crecido, dejamos “las cosas de niños”. Eso es lo que nos pide la lección que hagamos. Nos pide que crezcamos. El “pecado” es un juego de niños peligroso que hemos estado jugando durante muchísimo tiempo. Ya es hora de dejarlo a un lado y aceptar nuestro papel “maduro” como extensiones del Amor de Dios.
Ya es hora de abandonar estos juguetes. Ya es hora de abandonar toda idea de pecado y de culpa, la idea de que podemos hacer, y hemos hecho, algo que puede cambiar para siempre nuestra naturaleza. Algo que merece eterna condena y castigo. Es hora de mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que nada, absolutamente nada, de esto existe. El pecado, como una forma de comportamiento humano, no existe. No hay pecados, únicamente errores. No hay nada que no pueda corregirse. No hay nada que pueda privarnos del Amor de Dios. No hay nada que pueda quitarnos nuestra herencia eterna. No hay nada que pueda separarnos del Amor de Dios.
¿Cuándo vas a estar listo para regresar a tu hogar? ¿Hoy quizá?
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