LECCIÓN 250
Que no vea ninguna limitación en mí
1. Permítaseme contemplar al Hijo de Dios hoy y ser un testigo de su gloria. 2Y que no trate de empañar la santa luz que mora en él y ver su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad; que no perciba en él las deficiencias con las que atacaría su soberanía.
2. Él es Tu Hijo, Padre mío. 2Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones. 3Él es lo que yo soy, y tal como lo vea a él, me veré a mí mismo. 4Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este mismo día pueda por fin identificarme con él.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
3. ¿Qué es el mundo?
1. El mundo es una percepción falsa. 2Nació de un error, y no ha abandonado su fuente. 3Persistirá mientras se siga abrigando el pensamiento que le dio vida. 4Cuando el pensamiento de separación haya sido sustituido por uno de verdadero perdón, el mundo se verá de una manera completamente distinta; de una manera que conduce a la verdad en la que el mundo no puede sino desaparecer junto con todos sus errores. 5Ahora su fuente ha desaparecido, al igual que sus efectos.
2. El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. 2Es el símbolo del miedo. 3Mas ¿qué es el miedo sino la ausencia de amor? 4El mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él. 5Esa fue la cuna de la percepción, pues el conocimiento no podría haber sido la causa de pensamientos tan descabellados. 6Mas los ojos engañan, y los oídos oyen falsedades. 7Ahora es muy posible cometer errores porque se ha perdido la certeza.
3. Y para sustituirla nacieron los mecanismos de la ilusión, 2que ahora van en pos de lo que se les ha encomendado buscar. 3Su finalidad es servir el propósito para el que se fabricó el mundo, de modo que diese testimonio de él y lo hiciera real. 4Dichos mecanismos ven en sus ilusiones una sólida base donde existe la verdad y donde se mantiene aparte de las mentiras. 5No obstante, no informan más que de ilusiones, las cuales se mantienen separadas de la verdad.
4. Del mismo modo en que el propósito de la vista fue alejarte de la verdad, puede asimismo tener otro propósito. 2Todo sonido se convierte en la llamada de Dios, y Aquel a quien Dios designó como el Salvador del mundo puede conferirle a toda percepción un nuevo propósito. 3Sigue Su Luz, y verás el mundo tal como Él lo ve. 4Oye sólo Su Voz en todo lo que te habla. 5Y deja que Él te conceda la paz y la certeza que tú desechaste, pero que el Cielo salvaguardó para ti en Él.
5. No nos quedemos tranquilos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. 2No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. 3Y no intentemos cambiar nuestra función. 4Tenemos que salvar al mundo. 5Pues nosotros que lo fabricamos tenemos que contemplarlo a través de los ojos de Cristo, de modo que aquello que se concibió para que muriese pueda ser restituido a la vida eterna.
------------------------------------------
INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 250 - 7 SEPTIEMBRE
“Que no vea ninguna limitación en mí”
Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
- Lee la lección.
- Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
- Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.
Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.
Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.
Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.
- Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
- Piensa en ella durante un rato.
Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.
Comentario
No hay nada que ver excepto a mí mismo. Si veo a aquellos a mi alrededor como limitados, me estoy viendo a mí mismo de esa manera, pues “tal como lo vea a él, me veré a mí mismo” (2:3). La lección no habla del tipo de no tener límites que se ofrece en los cursillos de autoayuda (“Puedo hacer cualquier cosa que mi mente se proponga hacer. Puedo lograr todos mis objetivos”), sino de las limitaciones que le ponemos a la santidad, a la bondad y al amor cuando contemplamos a otros o a nosotros mismos. ¿Veo hoy a mis hermanos como al glorioso Hijo de Dios? ¿O les veo con “su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad”? (1:2). ¿Veo “la santa luz” (1:2) brillando en todos a mi alrededor, o está oscurecida por la oscuridad que he proyectado sobre ellos? ¿Veo la soberanía del Hijo de Dios, o continúo atacando esa majestad al ver faltas donde no las hay?
Si soy honesto conmigo mismo, reconoceré que continuamente veo fallos en todos o casi todos con los que me encuentro. Nadie está a la altura del alto nivel que les pongo. Mi mente está continuamente comparándome a mí mismo con los demás y viendo fallos en mí mismo. La percepción de fallos es una: tal como me veo a mí mismo, veo a los demás; tal como veo a los demás, me veo a mí mismo. ¿Quizá el problema está en el que ve y no en lo que se ve?
Sin embargo, puedo elegir ver de otra manera: puedo elegir ver con la visión de Cristo. Puedo elegir ver luz, ver amor, ver dulzura. Que ésta sea mi elección hoy, Padre. Cuando me dé cuenta de que estoy percibiendo a Tu Hijo diferente a como Tú le creaste (a otros o a mí mismo), que reconozca estos pensamientos como ilusiones nacidas del miedo, y los lleve a Tu Amor. Hoy elijo vigilar mi mente en busca de estos restos de miedo y pedirle a Tu Espíritu que los aparte para mostrarme lo que han estado ocultando de mi vista (T.4.III.7:5).
Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este mismo día pueda por fin identificarme con él. (2:4)
¿Qué es el mundo? (Parte 10)
L.pII.3.5:3-5
No vamos a descansar o a darnos por satisfechos hasta que el perdón sea total y todo el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. Y además:
Y no intentemos cambiar nuestra función. Tenemos que salvar al mundo. (5:3-4)
¿Te has dado cuenta de lo a menudo que el Curso habla de nuestra función o nuestro propósito? La palabra “propósito” aparece 666 veces en el Curso, la palabra “función” aparece 460 veces. Por supuesto algunas de ellas se refieren a otras cosas, como la función del Espíritu Santo, pero la mayoría de ellas se refieren a nuestra función.
Yo soy la luz del mundo. Ésa es mi única función. Por eso es por lo que estoy aquí. (L.61.5:3-5)
No hay otro motivo para estar en este mundo, excepto ser su luz. No hay otro motivo para vivir sobre la tierra, excepto salvar al mundo y llevarle el perdón a todas las mentes. Al cumplir mi función, encuentro mi felicidad: “Mi función y mi felicidad son una” (L.66). Al cumplir mi función, descubro la luz dentro de mí mismo: “Sólo aceptando mi función podré ver la luz en mí” (L.81.3:2). Cumplir nuestra función es una parte esencial y la clave del programa del Curso para nuestra iluminación.
¿Por qué “intentar cambiar” nuestra función? ¿Cuáles son las maneras en que intento hacerlo? Intentamos cambiar nuestra función cuando intentamos encontrar otro propósito para vivir en este mundo, ya sea una profesión, familia, placer, poder, o cualquier cosa que sea “de” este mundo. Y lo hacemos en un intento demente de hacer de este mundo un sustituto de Dios, de hacer que la ilusión sea real y así confirmar nuestra identidad como un ego. “Tenemos que salvar al mundo” (5:4). Ésta es nuestra única función, éste es el único propósito del mundo y el mío. “El único propósito de este mundo es sanar al Hijo de Dios” (T.24.VI.4:1).
Esto no significa que todo el mundo deba entrar en una “profesión de sanar” reconocida, aunque algunos de nosotros podemos hacerlo sin duda. (El Manual dice que sólo unos pocos son llamados a cambiar las circunstancias de su vida de inmediato, ver el Capítulo 9 del Manual). Lo que significa es que debemos aprender a convertir cada profesión en una profesión sanadora (“La Expiación… es la profesión natural de los Hijos de Dios”, T.1.III.1:10). Como dice Marianne Williamson cada profesión puede ser un frente para una iglesia. Nuestra tarea más importante es la sanación de nuestra mente y de nuestra actitud, especialmente en nuestras relaciones, justo donde estamos.
Nuestra función es contemplar el mundo a través de los ojos de Cristo (5:5). Nosotros hicimos el mundo. Lo hicimos para morir. Es nuestra responsabilidad devolverlo a la vida eterna (5:5).
----------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario