LECCIÓN 246
Amar a mi Padre es amar a Su Hijo.
1. Que no piense que puedo encontrar el camino a Dios si abrigo odio en mi corazón. 2Que no piense que puedo conocer a mi Padre o a mi ser, si trato de hacerle daño al Hijo de Dios. 3Que
no deje de reconocerme a mí mismo, y siga creyendo que mi conciencia
puede abarcar lo que mi Padre es o que mi mente puede concebir todo el
amor que Él me profesa y el que yo le profeso a Él.
2. Aceptaré seguir el camino que Tú elijas para que yo venga a Ti, Padre mío. 2Y no podré por menos que triunfar porque así lo dispone Tu Voluntad. 3Y reconoceré que lo que Tu Voluntad dispone, y sólo eso, es lo que la mía dispone también. 4Por lo tanto, elijo amar a Tu Hijo. 5Amén.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-246-audios-mp3_rf_5333742_1.html
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3. ¿Qué es el mundo?
1. El mundo es una percepción falsa. 2Nació de un error, y no ha abandonado su fuente. 3Persistirá mientras se siga abrigando el pensamiento que le dio vida. 4Cuando
el pensamiento de separación haya sido sustituido por uno de verdadero
perdón, el mundo se verá de una manera completamente distinta; de una
manera que conduce a la verdad en la que el mundo no puede sino
desaparecer junto con todos sus errores. 5Ahora su fuente ha desaparecido, al igual que sus efectos.
2. El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. 2Es el símbolo del miedo. 3Mas ¿qué es el miedo sino la ausencia de amor? 4El
mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar
en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar
separado de Él. 5Esa fue la cuna de la percepción, pues el conocimiento no podría haber sido la causa de pensamientos tan descabellados. 6Mas los ojos engañan, y los oídos oyen falsedades. 7Ahora es muy posible cometer errores porque se ha perdido la certeza.
3. Y para sustituirla nacieron los mecanismos de la ilusión, 2que ahora van en pos de lo que se les ha encomendado buscar. 3Su finalidad es servir el propósito para el que se fabricó el mundo, de modo que diese testimonio de él y lo hiciera real. 4Dichos mecanismos ven en sus ilusiones una sólida base donde existe la verdad y donde se mantiene aparte de las mentiras. 5No obstante, no informan más que de ilusiones, las cuales se mantienen separadas de la verdad.
4. Del mismo modo en que el propósito de la vista fue alejarte de la verdad, puede asimismo tener otro propósito. 2Todo
sonido se convierte en la llamada de Dios, y Aquel a quien Dios designó
como el Salvador del mundo puede conferirle a toda percepción un nuevo
propósito. 3Sigue Su Luz, y verás el mundo tal como Él lo ve. 4Oye sólo Su Voz en todo lo que te habla. 5Y deja que Él te conceda la paz y la certeza que tú desechaste, pero que el Cielo salvaguardó para ti en Él.
5. No nos quedemos tranquilos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. 2No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. 3Y no intentemos cambiar nuestra función. 4Tenemos que salvar al mundo. 5Pues
nosotros que lo fabricamos tenemos que contemplarlo a través de los
ojos de Cristo, de modo que aquello que se concibió para que muriese
pueda ser restituido a la vida eterna.
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INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 246 - 3 SEPTIEMBRE
“Amar a mi Padre es amar a Su Hijo”
Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
- Lee la lección.
- Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
- Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.
Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.
Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.
Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.
- Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
- Piensa en ella durante un rato.
Observaciones generales: Ahora,
en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos,
empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del
Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una
gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final
del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado
cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita
para que Él venga a ti.
Comentario
No podemos amar a Dios Sin amar lo que Él creó. El apóstol Juan, en sus epístolas, dijo lo mismo que la lección de hoy:
Si
alguno dice: “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso;
pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien
no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame
también a su hermano. (1Juan 4:20-21)
En
el Curso el “Hijo de Dios” se refiere no sólo a Jesús o a nuestros
hermanos, se refiere también a nosotros mismos. La medida de la calidad
de la relación que tenemos con Dios es las relaciones que tenemos
con los que nos rodean y con nosotros mismos. El amor a nuestros
hermanos refleja el amor que tenemos a Dios. “Que no piense que puedo
encontrar el camino a Dios si abrigo odio en mi corazón” (1:1). Si de
algún modo le deseo el mal a mi hermano, no puedo conocer a Dios, ni
siquiera puedo conocer a mi Ser (1:2). Y si en mi mente estoy
despreciándome a mí mismo, que soy el mismísimo Hijo de Dios, no podré conocer el Amor de Dios por mí, ni el mío por Él (1:3).
El
ego es un pensamiento de ataque, cree que ha atacado a Dios y que ha
ganado. Y además ve esa lucha reflejada en todos los que nos rodean, y
proyecta su miedo y su ataque sobre todas las cosas, a menudo con
disfraces astutos, algunos incluso llevan el nombre de “amor”.
Que
esté abierto a descubrir los “pedacitos” de odio que todavía hay en mi
corazón, especialmente aquellos dirigidos contra mí mismo. Hay más de
los que me gustaría creer. El Texto me enseña que dejar al descubierto
el odio dentro de mí es “importantísimo” (T.13.III.1:1). Me enseña que:
“debes darte cuenta de que tu odio se encuentra en tu mente y no fuera
de ella antes de que puedas liberarte de él” (T.12.III.7:10). Los restos
de odio a los que me aferro deben verse como lo que son, y elegir en
contra de ellos. Con un acto consciente de mi voluntad necesito decir:
“elijo amar a Tu Hijo” (2:4). La elección a favor del amor es la
elección a favor de Dios y la elección a favor de mi Ser.
¿Qué es el mundo? (Parte 6)
L.pII.3.3:3-5
Los
“mecanismos de la ilusión” son los que hacen que este mundo parezca tan
real. Incluyen nuestros ojos y oídos, y todos nuestros sentidos físicos
Los ojos del cuerpo ven únicamente formas. No pueden ver más allá de aquello para cuya contemplación fueron fabricados. Y fueron fabricados para fijarse en los errores y no ver más allá de ellos. (T.22.III.5:3-5)
Cuando
vemos las cosas a través de los ojos del ego, las ilusiones parecen
sólidas, la separación del ego parece la verdad (3:4). Para ver con la
visión de Cristo, para ver la unidad en lugar de la separación,
necesitamos estar dispuestos a pasar por alto lo que nuestros ojos nos
están mostrando porque “fueron fabricados para fijarse en los errores”.
“No informan más que de ilusiones, las cuales se mantienen separadas de
la verdad” (3:5). El milagro nos permite ver lo que los ojos no ven,
eleva nuestra percepción al reino espiritual, lejos de lo físico (ver
T.1.I.22, y T.1.I.32).
Necesitamos
estar dispuestos a dudar de lo que nuestros sentidos parecen hacer
real, y estar dispuestos a percibir con una visión diferente, algo
completamente diferente. Hemos sido víctimas de una campaña de
propaganda muy astuta y con mucho éxito: de información falsa dirigida
por el ego. Necesitamos darnos cuenta de que no podemos confiar en nada
de lo que hemos creído que era verdad y en lo que hemos creído que era
la sólida realidad, tenemos que dudar de todo ello. Hemos estado
rodeados de una conspiración de mentiras, procedentes de nuestra propia
mente. Hemos dirigido nuestros sentidos de manera equivocada hasta que
nos hemos dado cuenta de lo que estábamos haciendo, pero hoy podemos
dirigirlos de otra manera. Podemos elegir buscar pruebas del amor, en
lugar del odio; buscar pruebas de la paz, en lugar del ataque. Podemos
decir:
Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera. (L.28, título)
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