LECCIÓN 248
Lo que sufre no forma parte de mí
1. He abjurado de la verdad. 2Permítaseme ahora ser igualmente firme y abjurar de la falsedad. 3Lo que sufre no forma parte de mí. 4Yo no soy aquello que siente pesar. 5Lo que experimenta dolor no es sino una ilusión de mi mente. 6Lo que muere, en realidad nunca vivió, y sólo se burlaba de la verdad con respecto a mí mismo. 7Ahora abjuro de todos los conceptos de mí mismo, y de los engaños y mentiras acerca del santo Hijo de Dios. 8Ahora estoy listo para aceptarlo nuevamente como Dios lo creó, y como aún es.
2. Padre, mi viejo amor por Ti retorna, y me permite también amar nuevamente a Tu Hijo. 2Padre, soy tal como Tú me creaste. 3Ahora recuerdo Tu Amor, así como el mío propio. 4Ahora comprendo que son uno.
AUDIO (en Ivoox) de Loran@ Galindo
http://www.ivoox.com/lecciones-curso-milagros-248-audios-mp3_rf_5334361_1.html
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3. ¿Qué es el mundo?
1. El mundo es una percepción falsa. 2Nació de un error, y no ha abandonado su fuente. 3Persistirá mientras se siga abrigando el pensamiento que le dio vida. 4Cuando
el pensamiento de separación haya sido sustituido por uno de verdadero
perdón, el mundo se verá de una manera completamente distinta; de una
manera que conduce a la verdad en la que el mundo no puede sino
desaparecer junto con todos sus errores. 5Ahora su fuente ha desaparecido, al igual que sus efectos.
2. El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. 2Es el símbolo del miedo. 3Mas ¿qué es el miedo sino la ausencia de amor? 4El
mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar
en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar
separado de Él. 5Esa fue la cuna de la percepción, pues el conocimiento no podría haber sido la causa de pensamientos tan descabellados. 6Mas los ojos engañan, y los oídos oyen falsedades. 7Ahora es muy posible cometer errores porque se ha perdido la certeza.
3. Y para sustituirla nacieron los mecanismos de la ilusión, 2que ahora van en pos de lo que se les ha encomendado buscar. 3Su finalidad es servir el propósito para el que se fabricó el mundo, de modo que diese testimonio de él y lo hiciera real. 4Dichos mecanismos ven en sus ilusiones una sólida base donde existe la verdad y donde se mantiene aparte de las mentiras. 5No obstante, no informan más que de ilusiones, las cuales se mantienen separadas de la verdad.
4. Del mismo modo en que el propósito de la vista fue alejarte de la verdad, puede asimismo tener otro propósito. 2Todo
sonido se convierte en la llamada de Dios, y Aquel a quien Dios designó
como el Salvador del mundo puede conferirle a toda percepción un nuevo
propósito. 3Sigue Su Luz, y verás el mundo tal como Él lo ve. 4Oye sólo Su Voz en todo lo que te habla. 5Y deja que Él te conceda la paz y la certeza que tú desechaste, pero que el Cielo salvaguardó para ti en Él.
5. No nos quedemos tranquilos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. 2No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. 3Y no intentemos cambiar nuestra función. 4Tenemos que salvar al mundo. 5Pues
nosotros que lo fabricamos tenemos que contemplarlo a través de los
ojos de Cristo, de modo que aquello que se concibió para que muriese
pueda ser restituido a la vida eterna.
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INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA
Ayuda para las lecciones:
de Robert Perry y Allen Watson
de Robert Perry y Allen Watson
LECCIÓN 248 - 5 SEPTIEMBRE
“Lo que sufre no forma parte de mí”
Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
- Lee la lección.
- Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.
- Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.
Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.
Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.
Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.
Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.
- Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
- Piensa en ella durante un rato.
Observaciones generales: Ahora,
en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos,
empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del
Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una
gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final
del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado
cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita
para que Él venga a ti.
Comentario
El
título de esta lección me resulta interesante porque acabo de terminar
de escribir un artículo sobre nuestra identidad equivocada, y la
necesidad que dice el Curso que tenemos de separarnos de nuestro
ego. (No, el Curso no siempre pone un efecto negativo a la palabra
separación. Por ejemplo, ver T.22.II.6:1). La lección afirma que lo que
sufre realmente no forma parte de mí en absoluto. Esto debe ser verdad
si yo soy el Hijo de Dios, y el Hijo de Dios “no puede sufrir”
(L.244.1:3). Lo que yo soy no puede sufrir, por lo tanto, “lo que sufre
no forma parte de mí”.
Ahora,
seamos honestos. Si por un momento pensamos en el sufrimiento, de
diferentes clases, que hemos experimentado en nuestra vida, hay una cosa
muy segura: estábamos completamente convencidos de que estábamos
sufriendo. No una parte que ni siquiera es parte de nosotros, sino que
estábamos sufriendo nosotros. Por poner un ligero ejemplo, cuando
cojo la gripe, me siento fatal. No es otro el que se siente fatal, no
es algo que yo crea separado o distinto de mí (¡aunque he deseado que lo
fuera!). Eso es lo que parece. ¿Demuestra esto que el Curso está
equivocado? ¿O es una prueba de lo completamente identificados que
todavía estamos con nuestro ego y con nuestro cuerpo?
La
lección nos pide que empecemos a aprender a separarnos de nuestro ego y
de nuestro cuerpo. “He abjurado de la verdad. Permítaseme ahora ser
igualmente firme y abjurar de la falsedad” (1:1-2).
Luego
sigue una serie de afirmaciones en las que a propósito diferenciamos
nuestro Ser de lo que siente distintas cosas a las que el Curso
considera ilusorias: el sufrimiento, la pena, el dolor y la muerte. La
frase acerca de la muerte es muy clara y rotunda: “Lo que muere, en
realidad nunca vivió, y sólo se burlaba de la verdad con respecto a mí
mismo” (1:6).
Es
especialmente difícil practicar esta lección cuando estamos sufriendo.
Sin embargo, si estamos dispuestos, sorprendentemente puede ser un gran
consuelo. Por ejemplo, si tengo una gran pena y soy capaz de decir: “Lo
que siente pena no forma parte de mí”, puede ser útil. Date cuenta de
que esto no es negación en sentido negativo. No estoy diciendo: “No
siento pena”. Estoy diciendo: “Lo que sufre” (y reconozco que hay
sufrimiento) “no forma parte de mí”. No estoy negando la pena, estoy
negando que la pena sea parte de mí. Estoy reconociendo que la cosa que
está sintiendo pena no es quien yo soy realmente, es una imagen falsa de
mí mismo, una ilusión de mi mismo con la que me he identificado, pero
que no soy yo verdaderamente. Cuando la pena es tan grande que parece
que va a devorarme, la comprensión de que “Lo que sufre no forma parte
de mí” puede ser tranquilizadora. Y ciertamente al enfrentarnos a la
muerte física, puede ser tranquilizador saber que lo que muere no soy
yo.
Esta
negación de la falsedad, esta negación de “todos los conceptos de mí
mismo, y de los engaños y mentiras acerca del santo Hijo de Dios” (1:7),
nos prepara para dar la bienvenida a nuestro verdadero Ser. Cuando me
doy cuenta de que ninguna de estas cosas tenebrosas afecta a Quien yo
realmente soy, “mi viejo amor por Ti (Dios) retorna” (2:1). Ese amor
queda oculto cuando creo que lo que sufre soy yo, conscientemente
o sin darme cuenta culpo a Dios por mi sufrimiento, y no puedo
encontrar mi verdadero amor por Él. Por debajo del nivel consciente,
cada sufrimiento, pena y dolor que sentimos en este mundo, se pone a los
pies de Dios y apuntamos un dedo acusador a Él. Pensamos que eso es lo
que Él quería para nosotros. Cuando empezamos a romper nuestra
identificación con nuestro cuerpo y nuestro ego, cuando empezamos a
darnos cuenta de que nuestro Ser no sufre, podemos recordar el Amor de
Dios, y amarle nosotros a Él. “Soy tal como Tú me creaste” (2:2), nada
ha sufrido ningún daño. Nada se ha perdido. Dios nunca ha estado enfado.
Y podemos unir nuestro amor con el de Dios y comprender que son uno
(2:4).
¿Qué es el mundo? (Parte 8)
L.pII.3.4:3-5
Así
que, en lugar de aceptar las pruebas de nuestros sentidos, la “prueba”
que el ego quiere que veamos que estamos solos y separados, podemos
volvernos y seguir Su Luz, y ver el mundo tal como Él lo ve (4:3). Esto
es la mayoría de las veces, especialmente al principio, un asunto de ver
como el ego ve, dándonos cuenta de que es ilusorio, y luego pedir al
Espíritu Santo que me ayude a verlo de manera diferente. Algo sucede
(por ejemplo alguien cercano a mí critica lo que estoy haciendo) y al
principio lo veo a través de los ojos del ego. Veo ataque. Me siento
herido. Me siento enfadado. Pero la Voz de Dios me habla y me recuerda
que “Nunca estoy disgustado por la razón que creo (L.5). Así que me
vuelvo a Él y Le digo: “De acuerdo, Espíritu Santo”. Y añado:
No conozco el significado de nada, incluido esto.
No sé, por lo tanto, cómo responder a ello.
No me valdré de lo que he aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora. (T.14.XI.6:7-9)
Y
Le pido que me muestre lo que Él ve. Él siempre ve todo como una
expresión de amor o como una petición de amor, y las cuales sólo pueden
contestarse con amor. Si de verdad Le abro mi mente, y abandono la
manera en que veo la situación, Su visión reemplazará a lo que yo veo.
“Oye
sólo Su Voz en todo lo que te habla” (4:4). El Espíritu Santo nos está
hablando todo el tiempo, nos habla a través de nuestros hermanos y a
través de los acontecimientos de nuestras vidas. La petición de ayuda de
nuestros hermanos es la Voz del Espíritu Santo invitándonos a ser
nosotros mismos, a ser el Amor que somos. Detrás de cada ilusión está la
Voz que habla a favor de Dios, continuamente invitándonos a recuperar
nuestra Identidad y a responder como los salvadores del mundo que somos.
Él
nos concederá la paz y la seguridad (4:5). Nosotros las rechazamos,
pero Él las mantuvo a salvo para nosotros, siempre que estemos
dispuestos a tenerlas de nuevo. Nuestra paz y seguridad no vendrán del
mundo, nunca han estado en el mundo y nunca lo estarán. Sin embargo,
vendrán de Su visión del mundo. “Cuando lo único que desees sea amor no
verás nada más” (T.12.VII.8:1). Si pasamos por alto todas las pruebas
del ego, y dejamos que el Espíritu Santo interprete todo lo que vemos,
veremos un mundo completamente distinto del que hemos estado viendo. Y
ese mundo, el mundo real, nos llenará de paz y seguridad.
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